Gestionar el estrés está en nuestras manos

Por: Carla Tapia, Psicóloga (@carla.tapiam)

En nuestra cultura no se ha cultivado suficiente el cuidado de uno mismo y de nuestras emociones, lo cual hace que tengamos pocos recursos para enfrentarnos ante situaciones que escapan de nuestro control.

De acuerdo a una investigación conducida por la Universidad de Duke de Estados Unidos, el estrés puede arruinar la vida de las personas mucho más de lo que imaginamos.  Esta investigación indica que el estrés crónico puede dañar el DNA, generando enfermedades, incluyendo el cáncer.  El estrés es conocido por la liberación de la adrenalina, la cual tiene influencia en nuestro cuerpo.  Además, afecta la capacidad de respuesta de nuestro sistema inmune, resultando en una pobre respuesta de nuestro cuerpo para defenderse.  

La pandemia nos llevó a experimentar incertidumbre y estrés, debido a que se alteraron nuestras rutinas y todo lo que nos era familiar, esto nos empujó a buscar formas para poder afrontar todos los cambios.  

El estrés puede ser explicado de una manera simple, haciendo la analogía con una mochila a la cual le ponemos cada vez más peso, llega un momento en que el peso que ha adquirido supera su capacidad y la misma se rompe.   Cuando nuestro cuerpo es sometido a estrés por un periodo considerable, llega un momento en que comienza a enviar señales de alarma, que muchas veces ignoramos, hasta que sus manifestaciones físicas se hacen muy evidentes.  Estas señales son el resultado de la liberación de las hormonas adrenalina y cortisol.

El estrés puede tener diferentes orígenes, sin embargo, el patrón de personalidad juega un papel importante en la forma en cómo lo enfrentamos y su duración.    

Tenemos la costumbre de escribir tareas de todo tipo en una agenda, sin embargo, esas tareas pocas veces se relacionan con la generación de bienestar personal para nosotros mismos.  Una práctica útil consiste en anotar actividades que generan bienestar, el hacer esto por un tiempo hace que busquemos de esas actividades de forma natural en el futuro.

Necesitamos aprender a desaprender viejos patrones, es decir, observar esos hábitos que mantienen el estrés en nuestra vida y poder actuar sobre ellos.   Algunas de las prácticas recomendadas para gestionar el estrés son las siguientes:

  • Observar el pensamiento

La respuesta al estrés se activa con un pensamiento, si nuestros pensamientos son de preocupación estos mantienen nuestro estado de alerta.  Nuestro cerebro procesa entre 60 y 70 mil pensamientos diarios y 90% son iguales al día anterior, por lo tanto, observar nuestros pensamientos es clave para determinar nuestro estado de bienestar.   Una buena forma de poder identificar los pensamientos recurrentes es anotándolos, y si identificamos que se trata de un pensamiento de que nos inquieta, anotar su contraparte o cuestionarnos que evidencias tenemos de que sea cierto.   Dedicar tiempo a identificar nuestras fortalezas, hablar de ellas, dejar la autocrítica y ser más compasivos con nosotros mismos.

  • Registrar momentos de felicidad en el día y agradecer

Durante el día podemos experimentar pequeños momentos agradables, sin embargo, no nos detenemos a experimentarlos con todos nuestros sentidos y simplemente pasan.  Una forma de poder experimentar más de estos momentos es haciendo una pausa para observar cada detalle del momento.  Un ejemplo de esto puede ser el disfrutar un café, su olor, su temperatura, también puede ser el observar un amanecer, etc.).  Cultivar el estado mental de agradecimiento escribiendo aquellas cosas por las que estamos agradecidos es una forma de mantenernos en balance.  Este acto consciente libera química para restaurar y está demostrado que puede bajar los niveles de estrés y cambiar nuestro estado de ánimo.  

  • Meditación y técnicas de respiración

Es una actividad que está al alcance de todos en cualquier momento.  “el cuerpo cree lo que la mente consigue”.  La meditación no es un esfuerzo por concentrarse, es no hacer esfuerzo, así como cuando nos disponemos a dormir.  Es una actividad que altera la química de nuestro cuerpo de modo positivo, bajando los niveles de cortisol.  Muchas personas han experimentado la meditación sin darse cuenta cuando se han quedado contemplando algún objeto y no saben que estuvieron pensando ese tiempo.  En la meditación nuestro lado izquierdo del cerebro (lógica, análisis) se apaga y da paso a nuestro lado derecho del cerebro que es el de la intuición y la creatividad.   Existen herramientas como el pintar mandalas por ejemplo, que logran activar ese lado intuitivo de nuestro cerebro.  

Aprender ejercicios de respiración es otra forma de bajar los niveles de estrés, cuanto más estresados estamos menos podemos enfocarnos en la respiración, se requiere un esfuerzo consciente para hacer el ejercicio de respiración y la paciencia para ver los resultados que se dan a los pocos minutos de practicarla.

  • Cuidado del cuerpo

Cuidar estos fundamentales: sueño, alimentación y ejercicio.  El sueño es casi tan importante como la buena alimentación.  El sueño no es para descansar, es un espacio que usa nuestro cuerpo para reparar células y tejidos.   Dormir entre 7 y 8 horas es lo recomendado.  Debemos cuidar el exceso de horas en redes sociales lo cual le roba horas a nuestro sueño.  La alimentación debe ser lo más natural posible, evitando las comidas procesadas y estimulantes, estas últimas mantienen nuestro cuerpo en estado de alerta y si son consumidos en exceso, favorecen la permanencia del estrés. Incorporar en nuestra rutina diaria alguna actividad física que disfrutemos. La actividad física hace que liberemos estrés y estimula la sensación de bienestar.

  • Conexión y vivir con propósito

Las relaciones con otras personas nos dan la oportunidad de expresarnos, compartir y apoyarnos en momentos difíciles.  

Dibujar la vida que queremos vivir es la única forma de hacer que suceda, si no lo hacemos es probable que despertemos siguiendo la corriente del día y nos sintamos cansados y haciendo muchas cosas, pero ninguna que realmente nos genera sensación de estar viviendo plenamente.  Para conectar con el propósito debemos estar claros de cuáles son nuestros talentos y buscar la forma de aplicarlos, así como traer a nuestra vida aquellas cosas que disfrutamos.  Dentro de nuestro propósito debemos considerar el servir a otros.

Se dice que solo el 5% de las enfermedades tienen un origen genético, el resto son causadas por un estilo de vida poco efectivo y un pobre manejo del estrés, esto pone una gran responsabilidad en nosotros y nuestro bienestar general.