Reparenting

Por: Mgtr. Damaris Samaniego, Psicóloga Clínica

…“A mí me pegaron bastante y estoy bien”, “gracias a la mano fuerte y los castigos soy una persona de bien”, “en la escuela nos molestábamos y no pasaba nada”, “qué ñañequería eso de hablarles bonito”… 

¿Te resultan familiar alguna de estas frases? 

Probablemente las has escuchado en más de una ocasión e incluso has podido utilizarla en algún momento… Es bien sabido que los padres no poseen un manual para criar a sus hijos, la ma/paternidad es un proceso que se va descubriendo y desarrollando con cada experiencia vivida durante el pasar de los años (por ello, aunque sean los mismos padres, a nivel relacional pueden ser muy distintos con cada hijo). No obstante, todos poseemos un bosquejo de cómo relacionarnos y criar: la relación con nuestros propios padres. 

En ocasiones, esa relación no es suficientemente sana, dejando secuelas a largo plazo, a veces sutiles, otras marcadas, pero todas impactando la forma de relación con los demás y la salud mental individual. Reparenting es un concepto utilizado en psicoterapia para referirse a la superación del dolor de la niñez al asumir, la misma persona, el papel activo como cuidador y criador de su Yo infantil, proveyéndose la empatía y la conexión que necesitaba de sus cuidadores; en la experiencia relacional con su psicoterapeuta, va construyendo patrones relacionales más bondadosos consigo mismo y con los demás. 

¿Sabes qué tienen en común aquellas frases?, Transformemos la narrativa

Que todas reflejan la desconexión emocional de quien la dice con aquel que vivenció ese trato, es decir, con su Yo infantil. P. ej. al decir: “a mí me pegaron y soy una persona de bien” refleja la desconexión con aquel niño que muy probablemente en ese momento se sintió asustado, confundido y solo. El poner la mirada en cómo te sentías cuando niño/a en una situación específica y no en la mirada del adulto que trataba contigo, abres la puerta para explorar qué es lo que realmente estás necesitando en el presente, y así ejecutar acciones para satisfacerlo, pues ahora cuentas con un Yo adulto capaz de decidir y transformar su narrativa. ¡Atrévete a mirar dentro!

Aunado a lo anterior, al recordar cómo te sentías cuando niño, es posible que busques formas más respetuosas y efectivas de corregir una conducta inadecuada de tu hijo/a, transmitirle una enseñanza y hacerle sentir valorado. Cuando cuidas de ti mismo y trabajas el dolor que llevas, es más fácil conectarte emocionalmente y empatizar con tus hijos.

Recuerda que cuando puedes aportar tu calma en su momento de caos, podrás ayudarles a regularse y tú te sentirás mejor contigo mismo. No se trata de darles todo lo que te hizo falta, sino desarrollar la capacidad para sintonizar con ellos y ofrecerles lo que necesitan; pues, algo que tú deseabas, no necesariamente es lo que tu hijo requiere.

Una forma de cuidar a los que amas, es cuidando de ti mismo primero…