¿Cómo puedo hacer para que mi hijo no sea víctima o no sea agresor en una situación de Acoso Escolar?

Por: Marialejandra Delgado N., Psicóloga @psic.marialedn

El acoso escolar es una expresión de la violencia humana en la escuela. El concepto se instituyó para señalar un evento extraordinario, algo que se miraba como una anomalía peligrosa en las escuelas: “un estudiante es víctima de acoso escolar cuando está expuesto, de forma reiterada a lo largo del tiempo, a acciones negativas por parte de otro u otros estudiantes”. Es decir, el concepto se creó buscando desvincularlo de la violencia humana y del mundo adulto que envuelve a esos niños que se pegan. Por lo tanto, se entiende por Acoso Escolar a una dinámica “víctima-ofendido”, intencional de maltrato ejercida sobre un escolar por parte de uno o más ofensores, generalmente pares o alumnos mayores. Mediante comunicaciones verbales y no verbales, actitudes, mensajes y otras maneras de intercambios relacionales, se ejerce poder en perjuicio de una tercera persona que está en calidad de víctima ofendido.

El acoso escolar se instala y se sustenta en el contexto de relaciones competitivas e individualistas. En ese sentido el mismo es un hecho social, que implica dinámicas de estatus y posicionamiento en términos de poder de un individuo frente al grupo. El estatus se relaciona con la posición que tiene una persona dentro de un grupo en términos de una jerarquía de valoración, preferencias o importancia. Generalmente los ofensores, mediante la acción de hostigamiento, fortalecen su estatus o posición dominante frente a la persona ofendida, pero también frente al grupo. Mediante acciones de hostigamiento, humillación, burla o desprestigio, el ofensor expone debilidades o asigna falta de valor social al ofendido.

En general los niños hostigadores se asocian entre sí estableciendo un pequeño grupo que controla la popularidad propia y la de otros, seleccionando o rechazando pares que pueden ser considerados como dignos de juntarse con ellos o no.

Algunos de los niños o jóvenes objeto de acoso escolar se descontrolan o reaccionan violentamente frente a éste (corresponden a la categoría agresores-víctimas). Ellos tampoco son vistos socialmente como competentes en cuanto habilidades sociales, más bien son percibidos como inadecuados o “descontrolados”, recibiendo burlas o siendo objeto de poco respeto o desprestigio a nivel social. Sin embargo, los jóvenes que, con sus reacciones, son capaces de detener nuevas conductas de hostigamiento reciben reconocimiento de parte de los pares. El hostigamiento y maltrato no podría existir sin un complementario apoyo de parte del resto de los integrantes del grupo. Muchas de las interacciones y dinámicas asociadas al acoso escolar son difícilmente abordables por los adultos, debido a que se desarrollan en instancias donde no hay presencia de figuras adultas y son situaciones que se dan o procesos que se van armando poco a poco en la configuración de las representaciones sociales y la construcción de las identidades al interior del grupo.

Por ende, si te encuentras frente a esta situación y quieres evitar que tú hijo no sea víctima de acoso escolar, te recomendamos lo siguiente:

1. Identificar conductas inapropiadas. Que no dejen pasar situaciones que pudieran desembocar en algo peor. Debemos hablar con los niños para que sean capaces de identificar y comunicar cualquier conducta inapropiada por parte de sus compañeros.

2. Enseñarle a decir que NO. Es algo difícil de enseñarles a los pequeños cuando muchos adultos tampoco son capaces de hacerlo. Pero ser asertivos y saber decir «NO» cuando es necesario es una lección muy importante para toda la vida, y mejor hacerlo cuando son pequeños.

3. Enseñarle estrategias de defensa. No hablamos de enseñarle a dar puñetazos, por supuesto. La violencia no se arregla con más violencia. Hablamos de enseñarle a defenderse sin exponerse a ser maltratado físicamente.

4. Reforzar la confianza en sí mismo. Hay niños incapaces de matar una mosca, retraídos, tímidos, que pueden convertirse en blanco fácil para los acosadores, pero esto no implica que necesariamente lo sean. Ningún niño se merece ser víctima de un acosador.

5. Habla con tu hijo. La comunicación entre padres e hijos es clave para que los niños se sientan en un entorno seguro a la hora de contarnos sus cosas.

No obstante, existe otra cara de la moneda, cuando el niño es un acosador, en ese caso castigarlo por un acto de acoso será solo poner remedio a un incidente de forma aislada, y estaremos evitando actuar sobre un panorama más amplio sin analizar el por qué eso está sucediendo. “Apoyar al acosador es tan importante como apoyar a la persona acosada para ayudarla a entender por qué lo que hace está mal, para que no repita las acciones una y otra vez”, asegura el experto. Y, en cualquier caso, aconseja que: “Si ves que está ocurriendo algo, ya sea acoso verbal, físico o emocional, es importante intervenir y hacer que todas las personas sean conscientes de lo que está ocurriendo en ese momento. Eso no significa acusar a un niño de acosar a otro inmediatamente, sino ayudarle a entender los comentarios/acciones y cómo estos pueden afectar a alguien. Fomentar el diálogo es siempre importante, pero no siempre es posible y puede ser algo que se revise después de haber hablado con todas las personas implicadas individualmente”.

Algunas recomendaciones para evitar que su hijo caiga en conductas de agresor escolar son las siguientes:
1. Escuchar lo que nos cuentan nuestros hijos. “Escuchar sin juzgar les ayudará a explicarse mejor y quizás a explorar cómo se sienten y por qué hacen lo que hacen”.
2. Darles pautas de comportamiento con los demás. “Simplemente el conocimiento de los límites de los demás ayudará al niño a entender los límites y a ser respetuoso”.
3. Guiarles para que sepan resolver los conflictos. “No podemos estar ahí en todos los momentos difíciles, por lo que enseñarles habilidades para resolver conflictos les ayuda a crecer y a entender métodos alternativos para lidiar con la confrontación”.
4. Educarles en valores de empatía, respeto y diversidad. “El marco de referencia de un niño es individual para él, aunque haya similitudes con sus amigos. Sin embargo, notar las diferencias a veces puede resultar extraño y preocupante, por lo que es importante que entiendan que eso está bien, pero que hay que explorar y apreciar al otro por lo que es y no juzgarlo por ser diferente”.
5. Ayudarles a reconocer y enfrentar las injusticias. “Enfrentarse a la injusticia es tan importante como mostrar apoyo a las personas que pueden sufrir. Esto puede aportar confianza a los demás, que es lo que necesitan”.
6. Prestar gran atención a nuestras propias actitudes y comentarios. “’Revisarse’ de vez en cuando es necesario para ser consciente de cómo te perciben los demás. Aunque no es lo más importante, es crucial ser consciente de que algo que dices, una broma que haces, un punto de vista que tienes puede no ser recibido de la manera que pretendías, o peor, ser apropiado decirlo”.
7. Inculcarles confianza en ellos mismos. “Mostrarles que no están solos y que estás ahí para apoyarlos les dará una gran plataforma para crecer con el aprendizaje, la atención y la comprensión de sí mismos necesarios”.

Reparando la confianza…Quizás la clave de esto este más cerca de lo que pensamos.
Te invito a que te tomes el tiempo de escuchar a su hijo en situaciones difíciles, pero también invítelo a que hable sobre las partes buenas del día y escúchelo con la misma atención. Asegúrese de que su hijo sabe que usted cree en él y que hará todo lo que pueda para ocuparse de las situaciones de hostigamiento que surjan. Porque más allá de cómo enfrentar diferentes situaciones, la herramienta más valiosa que podemos entregar a nuestros hijos para evitar que sean víctimas de maltrato, es fortaleciendo su autoestima, la autoconfianza y seguridad en sí mismos.