Relaciones adolescentes: vínculos en búsqueda de la identidad

Por: Florencia Quiroga, Psicóloga mente.sin.culpa
La forma en que nos relacionamos va cambiando a medida que vamos creciendo, no es lo mismo como lo hace un niño que un adolescente.

En la infancia nuestros vínculos se centran principalmente en nuestra familia, nuestros padres, primeros agentes socializadores. Ellos son los que nos brindan las herramientas y las normas para que luego podamos incertarnos en el mundo social, externo a nuestra familia, ya que sin esas bases no podríamos vincularnos adecuadamente.

La familia brinda el apoyo y la protección necesaria para que el niño pueda desarrollarse adecuadamente. Si se establece un vínculo seguro entre los padres y su hijo, este último va a incrementar su confianza y estabilidad para adquirir las competencias necesarias para afrontar nuevas relaciones, además de que irá forjando una imagen positiva de sí mismo y de los demás.

Para los niños los padres son personas completas, que no fallan, que tienen las respuestas de todo y pueden hacer todo. Esto es parte de una ilusión y fantasía que los niños tienen en relación con sus cuidadores. A medida que van creciendo, van conociendo otras personas, como los padres de amigos, las maestras, el entrenador de fútbol, generando que esta percepción en relación a la omnipotencia de los padres comience a ponerse en duda, a medida que el niño interactúa con otros.

En la adolescencia este vínculo tan estrecho con los padres se rompe. El ahora adolescente, comienza a buscar nuevas figuras de identificación, los padres ya no son los “superhéroes” que eran antes, empiezan a verse las fallas que hay en ellos, los errores y las diferencias con los hijos. Comienza a haber más distancia entre el adolescente y los padres acrecentado muchas veces por las diferencias generacioneles que empiezan a notarse más, los hijos ya no tienen a sus padres de confidentes y empieza a haber nuevas figuras que cumplen ese rol.

El adolescente empieza a buscar nuevos vínculos, con quienes sienta afinidad y pueda ir armando su identidad, pertenencia y la posibilidad de ir compartiendo nuevos modos de vida. Los adolescentes de padres que les brindaron una base segura, van a buscar vínculos que les brinden una seguridad similar, construyendo amistades que estén basados en la confianza, la intimidad, la comunicación, el afecto y el crecimiento mutuo.

Para los adolescentes, que se encuentran en un proceso de individuación y de formación de su identidad es muy importante la posibilidad de “pertenecer”, el “ser parte de” que les brinda formar parte de un grupo de pares, la identidad grupal permite al adolescente nombrarse y tener un lugar con el que se identifica. Es por eso que vemos que en la adolescencia, los jóvenes suelen comenzar a agruparse según intereses: los amigos de la escuela, los del deporte, los de la Iglesia, también se agrupan por ideologías sociales o políticas, por la pertenencia a algún grupo de interés social o la pertenencia a lo que se denomina “tribus urbanas”. Actualmente se suman los de la virtualidad, categoría que años atrás no existía. Como podemos observar, ya no son los padres y la familia de origen quienes brindan esa pertenencia, ahora es el grupo de amigos quien la da.

En esta etapa, si bien los adolescentes suelen tener varios grupos de amigos asociados a intereses y valores diferentes, comienza a haber diferenciación entre aquellas personas con las que comparten vínculos amistosos y aquellos a los que se considera verdaderos amigos que son las personas con las que tiene un grado de mayor intimidad y confianza.

La proximidad, la incondicionalidad, la comunicación constante y la capacidad de resolución de conflictos dentro del vínculo, son aspectos que el adolescente valora mucho en relación a sus amistades. Los consejos por parte del grupo de pares toman un lugar primordial y los amigos deben poder brindarle la seguridad y el apoyo necesario para la etapa, situaciones y experiencias que está atravesando, además de brindar la permanencia que va a establecer la idea de la amistad como un continuo para toda la vida.