¿Cómo cuidar mi mente si perdí mi trabajo?

Por: Emilia Smith, Estudiante de Psicología

La pandemia del Covid-19 situó a Panamá en emergencia nacional. La necesidad de atender de forma inmediata la crisis sanitaria provocó un cierre abrupto del mercado, generando un alza en la incertidumbre en los panameños. Sustentada en contratos suspendidos, un ascenso de los despidos, y un aumento en los niveles de desesperación por parte de personas ya desempleadas.

La población se encuentra en constante alerta, desconociendo si el día de mañana poseerá un empleo que le permita brindar sustento a sus familias.

¿Qué implicaciones tiene el desempleo?

Se predice que el porcentaje de los ciudadanos económicamente activos en desempleo pase de 7,2% -en el 2019- a oscilar entre el 15% y el 25% en los próximos meses, el nivel más alto en la historia de Panamá de acuerdo a René Quevedo, especialista en el mercado laboral, en una entrevista al diario La Prensa.

Adicional a que el trabajo significa una fuente de ingreso para cumplir nuestras necesidades básicas, el trabajo resulta vital para el mantenimiento de la moral de los individuos. Bien decía Sigmund Freud que una persona está mentalmente sana cuando es “capaz de amar y trabajar”. Trabajar, aparte de permitir satisfacer las necesidades primarias -alimentación y descanso-, permite a las personas aproximarse a su definición de autorrealización -educación y crecimiento personal-.

La pérdida del trabajo contra la voluntad del trabajador, la precaria posibilidad de acceder a un empleo dada la crisis financiera, aunado a la responsabilidad creciente frente a los compromisos económicos de las deudas, son factores que pueden agudizar la proliferación de emociones y sentimientos displacenteros en el organismo.

¿Cuál es el efecto del desempleo en la salud mental?

Las consecuencias en la salud mental ante el desempleo varían de persona en persona, siendo común encontrar: ansiedad, tensión permanente, pérdida de rutinas, disminución de las expectativas. Hasta este punto resulta muy parecido a lo experimentado en cuarentena, lo cual invita a reflexionar sobre el trajín emocional de aquellas personas que perdieron su ingreso fijo desde el principio de este periodo.

Se suma un bajo estado anímico y una sensación de culpa y vergüenza, asociados con una percepción de fracaso personal. Tal como sentirse socialmente excluido, tras salir de la dinámica de la empresa y romper con el sentido de pertenencia. El duelo no resulta exclusivamente de la falta de ingresos, sino también de una paralización del desenvolvimiento del capital simbólico, que integra la ascendencia social, la identidad y la independencia de cada individuo.

Los hombres, pueden ser más propensos a evolucionar negativamente de la anhedonia -sentir displacer ante tareas que previamente generaban satisfacción-, al desarrollo de pensamientos suicidas; posiblemente asociado con el <<deber ser>> el sostén del hogar. Frente a este escenario, suele presentarse alteración del sueño, del apetito, y de los niveles de energía. Las mujeres, pueden experimentar los mismos síntomas, pero suelen solicitar apoyo con mayor facilidad que los hombres, de acuerdo al Dr. Peter Kanaris, psicólogo estadounidense en una entrevista para BBC Mundo. 

La percepción de inadecuación profesional frente a lo deseado por el mercado laboral, se alinea a las consecuencias mentales sobrevenidas por el desempleo, instaurando un círculo vicioso. Los objetivos son nuestro motor, nos impulsan, si quedamos “a la deriva” merma nuestra capacidad de acción y surge una sensación de estancamiento frente a nuestras metas.

¿Cómo cuidar mi salud mental frente al desempleo?

Comprendiendo que el desempleo y el periodo crítico en que nos encontramos detona un impacto importante sobre nuestra salud mental, es importante tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Evite anticiparse a lo que pueda pasar y aleje su pensamiento de las posibilidades. “¿Y si mi pareja pierde también el empleo?”, por ejemplo.
  • Realice actividades que sean de su agrado, ya que de forma constante favorece la autoestima.
  • Realice actividades físicas. Esto colabora en la liberación de la serotonina, neurotransmisor relacionado con la regulación del estado anímico.
  • Planifique una rutina que incorpore un espacio para buscar empleo. Esto puede brindar estructura y tranquilidad.

¿Cómo ayudar a un ser querido que ha perdido su trabajo?

Por otro lado, recomendaciones para los allegados de quien esté experimentando esta sintomatología:

  • Intente ser lo más comprensivos posible, brinde un espacio de confianza. 
  • Permita que la persona verbalice sus sentimientos y se sienta escuchado. 
  • Apoye a <<poner sobre la balanza>> su percepción sobre las circunstancias; ser objetivos con las características y capacidades de la persona, junto con las circunstancias actuales.
  • Brinde esperanza al desempleado. Demuestre presencia, apoyo y compañía.

La escucha activa y la observación constante de su conducta es vital. Durante los primeros días es esperado un desenlace de patrones negativos de comportamiento, lo perjudicial está en la continuidad y perseverancia. En caso de percibir un deterioro físico, social o psicológico que afecte su funcionamiento, se recomienda buscar ayuda de un profesional de la salud mental.

Abajo incluimos líneas telefónicas de ayuda: 

(haz click para expandir imagen)