Cómo hablar de consentimiento con adolescentes

Por: Mariana Plata Rovetto, psicoterapeuta y educadora @marianaplatapsy

Algunas veces, a las madres y a los padres les cuesta abrir la conversación sobre consentimiento, porque imaginan que es como un área “gris”. ¿Qué tanto puedo decir? ¿Qué tanto debo decir? ¿En qué momento debo hacerlo? Muchas veces, existe un temor y ansiedad alrededor de empezar estos diálogos por lo que estas “ideas” puedan inspirar en nuestros jóvenes. Pero, la realidad es que no es tan complicado: 

No significa que no; sí significa que sí. Todo lo que no sea un “sí” claro, no es consentimiento. 

Pero, ¿cómo podemos introducir un tema tan sensible e importante en nuestras niñas, niños y jóvenes? Aquí te recomiendo algunos lugares por donde podrías empezar: 

Busca oportunidades para mostrarle a tus hijos e hijas cómo se ve el consentimiento. 

Esa frase que compartí arriba sobre cómo “no es no” y “sí es sí” se puede replicar en múltiples escenarios. Por ejemplo, abrirles el espacio para mostrar su autonomía es un gran punto de partida. Las áreas o los temas donde las y los adolescentes tengan permiso de mostrar su autonomía pueden variar dependiendo de los negociables y no-negociables familiares, pero la autonomía corporal es imprescindible en este tipo de diálogos.

Mostrar respeto por los límites que los adolescentes permiten en su cuerpo envía un mensaje importante de que son ellos –y solo ellos– quienes pueden decidir sobre su cuerpo. Las y los adolescentes deben sentir que sus voces importan, y que las pueden usar para expresar sus incomodidades – y esa creencia empieza parcialmente en la crianza. Esto facilit la construcción de una autoestima sana que podrá ser una gran herramienta para no herir a otros o permitir que otras personas ejerzan poder de manera injusta sobre ellas y ellos. 

Hablarles sobre el consentimiento de una manera clara y directa

Algunas madres y padres se pueden sentir nerviosas y nerviosos discutiendo temas como la sexualidad y el consentimiento con sus hijos e hijas. La realidad es que no hablar sobre ello, es muchas veces más peligroso. Además, rehusarse a hablar sobre sexualidad no disminuirá la curiosidad natural de las y los adolescentes. Cuando las madres y los padres no ofrecen un espacio abierto para hablar sobre el consentimiento de una manera saludable, las y los adolescentes irán a otro lugar para contestar sus preguntas. Respuestas que –la mayoría de las veces– no son acertadas ni confiables. 

Cuando he hablado sobre consentimiento con adolescentes, suelo dividirlo en cuatro áreas importantes: 

  • Es activo, que significa que requiere un sí o no claro. 
  • Está basado en poder igualitario, que significa que si una personas está bajo cualquier tipo de influencia (como alcohol o drogas) o tiene un estatus superior (como un jefe o maestro), se vuelve más difícil dar consentimiento 
  • Es una elección, que significa que todas las personas deberían sentirse en libertad (y no presionadas) a decir sí o no.
  • Es un proceso, que significa que es una conversación recurrente que se debe dar en cada paso del encuentro sexual. 

Al hacer preguntas como: ¿cómo se ve el consentimiento para ti? ¿Qué significa el consentimiento para ti?, se puede evaluar la información que nuestros adolescentes ya manejan, y de ahí tomar decisiones para definir qué es necesario aclarar o qué se necesita abordar de manera separada. Muchas veces, usar las noticias, películas, series o contenido en redes sociales podría ser un excelente trampolín para empezar estas conversaciones. 

Hablar de consentimiento es necesario a cualquier edad. No es fácil ni sencillo, pero es necesario. Hay mucha información poco clara en Internet, pero es importante enseñarle a nuestras y nuestros adolescentes que el consentimiento no es un área gris. Mientras más temprano lo abordemos, mejor. Y nuestro rol como madres y padres es facilitar el espacio para que sea lo suficientemente seguro y cómodo para abrir un diálogo claro, compasivo, sin juicio ni culpa ni vergüenza.