Conviviendo de forma emocionalmente sana con alguien que tiene Covid-19

Escrito por: Tomás Rincón, psicólogo (@rinconpsi_sxe)

Podríamos definir la discriminación como un patrón de comportamiento y pensamientos de desprecio que se dirigen a una persona o grupo por su condición ya sea de salud, social, cultural, etc.

Toda distinción, exclusión, restricción que tenga como resultado anulación, goce, en condición de igualdad, de los derechos y libertades. (Convención para la eliminación de toda forma de discriminación, ONU, 1963).

Para efecto de este escrito lo podríamos ver cómo la acción basada en pensamientos y patrones de comportamientos que buscan alejarse de quienes batallan con este virus.  Y esto desmejora la calidad de vida a nivel físico, mental y social de una persona o grupo contagiado con COVID-19, en fases de reintegro sociolaboral o trabaja con estas personas.

Ideas y pensamientos cuando la convivencia no es sana

“No soy radioactivo”, “siento que todos se apartan de mí”, “ya no quiere abrazarme”.

Son algunas de las frases que se pueden encontrar con cierta frecuencia en personas que están recuperadas de COVD-19.

Personal de la salud o trabajadores que están directamente en instalaciones médicas o en sus hogares y cuando intentan reintegrarse a la vida laboral sienten un rechazo o discriminación. Algunas veces, producto del temor que se despierta en personas  y radica en lo profundo de nuestra mente con este nuevo virus.

Identificado, más allá, en un temor a lo desconocido, al dolor. Pero en sí, a la propia muerte. quien es el autor de esta exclusión muchas veces ni siquiera está en contra de la persona sino de lo que representa inconscientemente para este o su grupo. Por esta razón, busca mantener la muerte y dolor lo más lejos posible. Quizás, por la incapacidad de poder lidiar con estas cargas emocionales, se proyecta en el médico la figura de salvación o la propia enfermedad. En un amigo o familiar la cercanía al fin de nuestra propia existencia.

Puede tener consecuencias 

  • Que las personas o sus familiares eviten notificar síntomas o asistir a instalaciones de salud por temor a las reacciones sociales.
  • Aumentar el uso o abuso de tratamiento psicofarmacológico u otras sustancias no legales.
  • Fomentar brechas sociales.

¿Quién podrá adivinar si llegará a contagiarse?

Imaginemos que estamos en un lugar público y nos provoque toser por alguna razón. ¿Qué emociones y sentimientos evoca en nuestro ser esta acción?

Cada uno de nosotros puede llegar a estar en una posición en donde nuestros familiares, parejas, amistades, compañeros, u otros quieran mantenernos lejos, luego de superar la cuarentena. Ya que pensarán que somos un peligro o un riesgo de contagio para los que nos rodean. Esto vendrá acompañado de pensamientos, ideas, comportamientos tales como:

  • “No me quieren”
  • “No soy normal y tengo la culpa de contagiarme”
  • “Nadie se sienta en mis alrededores”
  • Familias que no permiten el regreso de un miembro que salió del hospital.

Ejemplos reales que pueden seguramente desmejorar el bienestar de nuestra salud mental y la de ellos.

Estamos viviendo un tiempo donde las alarmas de nuestro cuerpo están todas en modo de activación. Tratamos de hacer lo necesario para protegernos y mantener la vida (en este caso la salud) aunque esto implique para algunos llegar a perder por completo el control con los demás. 

Cuando esto ocurre, tendemos a verlo desde una perspectiva reduccionista y mecanicista donde solo se ve a la persona como síntomas, estadísticas, etc. Olvidando por completo una dimensión espiritual, bio-psico-social de lo que es una persona y el valor que tiene por sí.

No hay que ver colores, no se distinguen formas, no se consideran posiciones, clases, preferencias, gustos y demás limitaciones solo perdurarán los aportes que se den en pro de  mejorar nuestro sistema social.

Manteniendo sano nuestro mundo interno y revisando periódicamente nuestra salud mental con profesionales, lograremos visualizar las oportunidades de una forma que genere aprendizajes y relaciones sanas.

Herramientas para contrarrestar el rechazo por COVID-19

  • Fortalecer la empatía: Ponernos en el lugar de aquellos que están pasando por esta dificultad y reconocer que un día podremos ser nosotros o un familiar amado.
  • Valora a cada persona: Cada uno poseemos historias, costumbres, pensamientos, etc. Pero ante este nuevo reto todos viajamos en el mismo barco en un mar de incertidumbres y el aporte que cada uno brinda será un bien preciado. Y, nadie puede quedarse atrás una de las claves para levantar la familia y sociedad.
  • ¡Detente! Piensa antes de hablar y actuar: Cuando emitimos un juicio debemos recordar que otra persona podrá escuchar y así podríamos causarle algún malestar de la misma manera estar atentos a nuestras expresiones es clave para mantener una sana convivencia.
  • Evita culpar: Comprender una de las lecciones más importantes en este periodo de la vida será fundamental y es que no mantenemos control de lo que está pasando a nivel mundial por ende escapa de nuestras manos, solo controlamos cómo nos comportamos y lo que ocurra en el mundo interno personal nadie tiene potestad para señalar.
  • Fija nuevos objetivos: La resiliencia, esa capacidad de salir adelante a pesar de haber pasado por circunstancias adversas será medular para crear nuevos horizontes ante un rechazo por COVID. A medida que logramos visualizar oportunidades en las dificultades lograremos cumplir y aportar mensajes positivos a nuestra sociedad.
  • ¡No lo dudes!, ve por ayuda: Gracias a la pandemia han surgido múltiples soluciones para encontrar ayuda psicológica que son de gran apoyo además de gratuitas. Nadie está solo, informa a un amigo, familiar o alguien cercano y pocos pasos hay un especialista dispuesto a dar su el aporte en tiempos de crisis para la salud mental.