Cuidado Emocional para Personas Mayores

Por: Mgtr. Maria del Pilar Leis, Psicóloga Clínica y de la Salud. Psicogeriatra.
Psicogerontóloga. Geroactivista. IG/FB/Twitter: @longeviarte

Las emociones están presentes y nos acompañan durante toda nuestra vida y ciclo vital. Por lo tanto, cuidar de nuestras emociones no tiene edad. 

Existen una gran variedad de mitos relacionados a las vejeces y una de ellas es la relacionada con la esfera emocional en esta etapa, que para muchas personas puede llegar a ser una de las más largas de sus vidas. 

Márquez-González et al. (2008) han comprobado que existe una gran cantidad de personas mayores que poseen una mayor capacidad de gestión emocional en comparación con los/as jóvenes. Esto quiere decir, que las aptitudes para manejar nuestras propias emociones y reconocer las de los demás, mejoran a partir de los 60 años de edad. 

La investigadora y psicóloga Laura Carstensen, ha demostrado en sus investigaciones la llamada “Teoría de la Selectividad socio-emocional”, en la que expone un aumento de la relevancia de las emociones a medida que envejecemos y se debe, a la percepción de que el tiempo es finito. Las personas mayores se enfatizan en el momento presente para extraer significados emocionales de su propia vida y seleccionan cuidadosamente sus relaciones sociales que le sean profundas y que aporten experiencias satisfactorias. 

Por lo tanto, el cuidado emocional en las vejeces es esencial para el mantenimiento del bienestar psicológico y subjetivo, y además tienen una gran influencia en nuestra calidad de vida y salud integral. 

A continuación, algunas recomendaciones para seguir nutriéndola:

  • Expresión y validación emocional: Cultivar nuestra inteligencia emocional. Aceptar nuestras emociones y expresarlas…llegar a ser una persona mayor emocionalmente sano/a, apreciando el momento presente, ajustándose en cada momento y adaptándose al contexto. 
  • Autoconocimiento y actividades significativas: El autoconocimiento es una herramienta valiosa. Haz una lista de cosas que te guste o disfrutes hacer y practica estas actividades con atención plena. 
  • Yo como aliada/o: Cuando te sientas mal de ánimo o con sentimientos de desesperanza más que en días anteriores es bueno plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué puedo hacer “yo” para sentirme mejor? 
  • Disfrutar y estar en el momento presente: Contribuye a una flexibilidad psicológica. Recurriendo al pasado como fuente de sabiduría y no como un refugio evitativo, sino para comprometerte en el accionar de tus metas y proyectos.
  • Autonomía e independencia: Es su derecho, es nuestro derecho. Es la capacidad de gestionar y decidir sobre nuestra vida y tomar nuestras propias decisiones. Al anular este derecho y valor, tiene un grave impacto en el bienestar emocional de la persona mayor. Reconozcamos sus experiencias y estilos de vida.
  • Escribir tu biografía: Es un ejercicio terapéutico de reminiscencia, que tiene grandes beneficios para resignificar nuestra vida. Promueve la resiliencia, transcendencia y la conexión con uno/a mismo/a y con los demás. Recurrir y plasmar tus recuerdos como forma de potenciar tus experiencias y aprendizajes vividos.
  • Cultivar nuestra espiritualidad: Al percibir la cercanía de la idea de la propia muerte, se va tomando conciencia que el tiempo se va acabando y para muchos/as es el fin de su existencia. Estas percepciones, en las personas mayores cobran una gran relevancia en su manera de vivir y bienestar emocional. La visión de trascendencia y resignificación de la idea de la muerte, mediante el cultivo de nuestra espiritualidad, sea cual sea el significado que tengamos de ésta; aplaca el miedo a morir y ayuda a comprender y aceptar la muerte propia a pesar de los temores que implica, y podemos revalorizar el tiempo de vida de una manera distinta: viviendo.
  • Proyecto de vida: Son nuestros objetivos vitales, metas y deseos en los ámbitos del desarrollo personal y social. Es de gran relevancia para dar valor y significado a nuestra vida. Mejora la autopercepción de nuestro proceso de envejecimiento y brinda calidad de vida. El proyecto vital solo concluye con la muerte. 
  • Conexión, relaciones profundas y participación activa: Reforzar las relaciones afectivas familiares y sociales, pero también ser miembro/a activo/a en nuestra sociedad. De esa manera tener un sentido de pertenencia a un grupo, asociación, fundaciones, club, voluntariados, etc. Y esto nos ayuda a desarrollar y mantener nuestras capacidades y habilidades y por ende, conservamos la utilidad social y va unido con la autoestima, confianza y compromiso con uno/a mismo/a y con la vida.
  • Solicitar ayuda: Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino de fortaleza. No hay que tener pena, vergüenza o pensar que uno es una carga. Si te cuesta gestionar tu universo emocional, no dudes en buscar ayuda profesional especializada. 

Para mantener nuestro bienestar emocional a cualquier edad, se requiere de un rol activo y de compromiso con uno/a misma/o. Es imprescindible tomar decisiones acertadas relacionadas con nuestra salud mental, ya que el bienestar socioafectivo y emocional es un componente importante para la construcción de un envejecimiento activo y saludable. El autocuidado emocional es nuestra responsabilidad… es salud.