El primer amor del bebé, su mamá

Por Sandra de Montenegro, Psicóloga Clínica y Coordinadora del Programa de Facilitación de Apego Madre-Infante

Uno de los regalos más maravillosos de ser mujer y que muchas consideramos un privilegio, es que podamos concebir y gestar, dando así vida a un nuevo ser.  Sin embargo, esta experiencia puede ser percibida de formas muy distintas según sea el escenario en el que se desarrolle. 

Para una adolescente, quizás este embarazo no deseado, pudiera significar un gran reto. Para para una pareja joven, recién casada, programar la búsqueda del bebé puede traer mucha ilusión y alegría. Para una pareja casada, ya con dos o tres hijos de repente enterarse que están esperando otro bebé puede significar una gran sorpresa. Y así pudiéramos seguir pensando en  gran cantidad de historias acerca de cómo fue el inicio de esa relación entre el bebé y su mamá. 

Llegado el nacimiento, la mamá comienza a ejercer su rol teniendo en cuentas los aspectos físicos y emocionales del bebé. En un principio, se encarga de aquellos cuidados físicos cómo amamantar, su higiene, sueño, entre otros. A su vez, es mamá quien protagoniza en un inicio los cuidados emocionales estimulando a su bebé con el habla, con caricias, consuelo, sostén, miradas, entre otras.

Esto va estableciendo un vínculo emocional relacional que simboliza la continuidad del cordón umbilical que los unía cuando el bebé estaba dentro de ella. Todo el afecto, emociones y sensaciones de mamá serán transmitidas a su bebé. Ella podrá ir conociendo las preferencias del bebé sobre  temperaturas, horarios de sueño,  y el significado detrás del llanto.  

El llanto es la forma en la que el bebé comunica a su mamá sus necesidades. En la medida que van conociéndose mamá puede atender el hambre,  la necesidad de cambio de pañal, los gases o simplemente el deseo del bebé de estar en sus brazos, que transmiten tranquilidad.  Todo esto permitirá al bebé “darle de sentido” a su existencia, que al salir del útero de mamá se sintió como un caos,  ya que todo su entorno físico cambio.  Esta interacción que desarrolla un vínculo emocional, es lo que se conoce como el apego.

Sabemos que son unos meses bastantes demandantes, de mucha dedicación y de sacrificios de sueño, cansancio, de conocer y entender a ese bebé indefenso que necesita la atención completa de mamá para sobrevivir a este mundo nuevo para él.  Es un período de adaptación y ajustes porque cambia la vida de mamá y de su familia en donde se va estableciendo una dinámica con la nueva llegada de este integrante. 

El apego y la relación que el bebé establece con su mamá, se convertirá en su modelo de relación a futuro con los demás. Para que el bebé pueda desarrollar su personalidad, necesita que su madre cumpla con la función de espejo, que le refleje el mundo de una manera saludable y real. 

Conociendo toda esta información entendemos que es crucial poder dedicar este tiempo tan valioso a fortalecer esta relación maravillosa entre mamá y bebé, que sabemos que se traducirá en la capacidad del niño de establecer relaciones sanas.  

Por esto, queremos exhortarte a que busques pequeños espacios de tiempo para ti y establezcas rutinas de autocuidado. También, sería útil contar con una red de apoyo formada por la pareja, esposo, familiar o nana para que juntos puedan cuidar el bienestar y la salud mental de todos.

¡Disfruta de esta experiencia maravillosa de ser mamá y de darle a tu bebé la oportunidad de tener un apego seguro y sano!