¿Qué hacer si mi hijo es víctima de cyberbullying?

Por: Caridad Hernández, Psicóloga Clínica y voluntaria de la Fundación Relaciones Sanas.

Primero, es importante responder: ¿qué es el cyberbullying?. Según el Protocolo de Actuación frente a situaciones de Acoso Escolar elaborado por MEDUCA, el acoso cibernético o cyberbullying es: “Usar la tecnología para agredir con sobrenombres, insultos, chismes, amenazas, burlas o humillaciones; publicar y reenviar fotos o videos sin autorización, “gustar” [o “darle like”] o compartir estas publicaciones”. 

La evidencia ha demostrado en reiteradas ocasiones que cualquier tipo de acoso escolar deja secuelas emocionales profundas en sus víctimas.

Un estudio realizado en el 2018 por la empresa Ipsos y Cable Onda encontró que, a nivel nacional, al 73% de los padres les preocupa el cyberbullying. Por lo cual, nosotros, desde nuestro Programa de Prevención del Bullying (http://fundacionrelacionessanas.org/programas/programa-de-prevencion-de-bullying/), queremos brindarle algunas recomendaciones: 

  • Valide sus emociones: Esto es lo primero, y para hacerlo, debe tratar de imaginar cómo se siente. Recuerde la manera en cómo su hijo le contó su situación y céntrese en eso. En ese momento, lo importante es la experiencia emocional de él/ella, y no tanto, la suya, como padre. 

Puede decirle cosas como: “Me imagino cómo te puedes sentir, Debió ser muy frustrante eso para ti, Es muy importante lo que me dices, Cuéntame cómo fue eso para ti, Es normal que te sientas así”. 

No acelere la conversación, permítale los silencios, e incluso, el llanto. Manténgase atento, evite interrupciones y distracciones. Trate de conectarse con ese hijo adolescente que siente. Permítase ser vulnerable.

  • Ayúdelo a pensar: Una vez su hijo haya podido vaciar todo el contenido emocional que pudo haberlo estado afectando, entonces, si es necesario, pueda ayudarlo a poner en perspectiva alguna de sus ideas de lo que pasó o ir directo a crear un plan de acción. 

El objetivo es que su hijo pueda sentirse esperanzado. Para esto, es necesario que Ud. como padre pueda estar lo suficientemente calmado. Para así, poder acompañar a su hijo, no solo a sentir, sino también a pensar un poco más.

Tomando como punto de partida, lo que su hijo(a) le contó, puede iniciar la conversación, si es que él/ella no la inicia. Recuerde que, llamar las cosas por su nombre, es en sí mismo, reparador, asi que, siéntase seguro de decir cosas como: 

“¿Cómo te has seguido sintiendo con lo que hablamos, el cyberbullying? , ¿Has pensado algo más sobre eso?, Pienso que podemos crear un plan de acción…”.

Permita que su hijo (a) responda, dependiendo de cómo lo note, puede alentarlo a pensar en alternativas o no. Si todavía lo nota un poco afectado, dele su espacio, dejándole saber que pueden hablar, en cualquier otro momento. La clave es acompañar el proceso, no acelerarlo.

Si su respuesta es afirmativa, entonces, pueden ir a un espacio cómodo y seguro de la casa, en donde se pueda sentir libre para hablar. Escúchelo (a) con atención. Si no entiende algo, pregúntele. La idea es que puedan llevar el hilo de la conversación y entre los dos, crear nuevas ideas para manejar esta situación.

Por ejemplo: “Ok, entonces fulanito compartió la foto (X), ¿qué podemos hacer ahora?, ¿qué se te ocurre?” . 

Permítale dar su respuesta sin filtro, no importa qué tan inapropiada sea para ud. Recuerde que, están en el proceso y, estar en contacto con lo sucedido, puede volver a traer aquellos sentimientos, y: ¡está bien, se los está confiando! 

La idea es que su hijo pueda salir con una idea más clara de lo que puede hacer, para afrontar la situación y evitar que le suceda nuevamente. Asi que, entre más específico pueda ser el plan, será más fácil de recordar y poner en práctica.

  • Déjele saber que, está interesado acompañarlo durante el proceso: lo anterior fue solamente el inicio, pero ahora viene la segunda parte, el momento en que su hijo (a) tiene que enfrentarse a las consecuencias de lo sucedido.

Se trata, básicamente de repetir todo el guión anterior, una y otra vez, cada vez que sea necesario. Manténgase disponible, escúchelo (a) con atención y sin juzgar,  empatice y valide sus emociones y ayúdelo (a) a reestructurar el plan, si es necesario. 

El acoso escolar puede evocar sentimientos de culpa y vergüenza en los afectados. Por esta razón, el apoyo familiar es imprescindible para poder manejar estas emociones y así, pensar en decisiones a tomar.