Impacto del embarazo en el adolescente

Por: Anette Orillac, Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta @SanaMente_Pty

El embarazo se vive de una manera muy distinta en una mujer adulta, que en una adolescente que no está preparada para gestar un bebé. Cuando una adulta decide buscar bebé, por lo general va al médico, y prepara su cuerpo desde antes tomando ácido fólico y hierro, para evitar enfermedades como la espina bífida y otras complicaciones. 

El impacto en una adolescente es totalmente distinto: lo primero es la sorpresa, su vida se altera, sus prioridades cambian, es estigmatizada, su autoestima baja, terminar la escuela se le hace difícil, su cuerpo sufre, se potencian los peligros físicos para ella y el bebé, implica un encuentro de emociones difíciles de gestionar y hasta puede llegar a morir en el parto. Definitivamente el embarazo adolescente trae consecuencias negativas para ella, su hijo, la familia, y la sociedad en general.  

Cuando el embarazo ocurre en una joven adolescente (por lo general entre 10 y 18 años), ella no está debidamente preparada para lo que viene, pues tanto cuerpo como mente aún están en desarrollo, y apenas adaptándose a sus propios cambios hormonales, propios de la edad. El hecho de que menstrue no significa que estuviera lista. De por sí la adolescencia implica un montón de emociones, pero a estas se le unen los múltiples cambios físicos, psíquicos y emocionales que un embarazo acarrea.

Una adolescente que queda embarazada requiere de mucho apoyo emocional, físico, económico, psicológico y familiar no solo para que su gestación, controles médicos y parto sean saludables y lleguen a buen término, sino para que termine sus estudios escolares, y ojalá universitarios. La mayoría de las veces este apoyo es insuficiente o inexistente porque se dan en ambientes socioeconómicos muy pobres.  

A las adolescentes se les hace muy difícil seguir estudiando sobre todo después que dan a luz, pues no tienen con quien dejar a su bebé. El abandono escolar es una de las peores consecuencias sociales que conlleva el tema.  El círculo vicioso de la pobreza se encarga de que no logre tener un sustento económico decente para ella y su niño en el futuro, con las consecuencias que esto conlleva. Al reducir sus posibilidades de educación, madre e hijo permanecen en condiciones de pobreza y exclusión, repitiendo además patrones generacionales que han venido aprendiendo en casa. 

Según nuestras estadísticas, hay 27 adolescentes que salen embarazadas CADA DÍA en Panamá, y solo el 11% logran terminar sus estudios universitarios. ¿Qué futuro les depara? Desafortunadamente la mayoría de los casos de embarazadas adolescentes en nuestro país, ocurren dentro de sus propios hogares por ser víctimas de abuso, trayendo impactos traumáticos importantes a los que hay que atender. 

Cuando se trata de abusos hay un trauma psíquico de por medio. Dentro de las emociones que impactan la psiquis de una adolescente que sale embarazada están la inseguridad, la vergüenza, el miedo, la tristeza, la rabia y la culpa. Pero cuando hay un abuso se unen también la indefensión, el desequilibrio y una gran desorientación, lo que representa un estrés desbordante; para adaptarse a este estrés, suelen hacer intentos de reorganización que no son funcionales, con lo cual pueden llegar a desconectarse emocionalmente de la realidad.

Cualquier adolescente que sale embarazada necesita el amor incondicional de su madre y el mayor apoyo que pueda recibir: familiar, escolar, comunitario, social, psicológico, y económico. Ahora es momento de fomentar fuerza, resiliencia, estimular la esperanza, prevenir futuros embarazos y darle otro sentido a su vida futura. La escasa educación sexual que tenemos en nuestro país, da para escribir otro artículo completo y representa solo el inicio para el arduo camino de la prevención.