La tercera y la cuarta edad en tiempos difíciles

Por Christine Corrales, estudiante de Psicología

Co-editora: Rodsella Aragundi, Psicoterapeuta

Justo en estos momentos, un enemigo microscópico azota al mundo y sin duda alguna, los más afectados son aquellos que forman parte de las edades de mayor riesgo. Al parecer combatimos algo tan pequeño, que a veces nos hace olvidarnos de los más grandes. 

Los tiempos cambian y la sociedad, el mundo, se transforma a pasos agigantados. Hoy en día ya no sólo hablamos de la tercera edad, que comprende a los adultos de 60 años en adelante, sino que ahora contamos con la cuarta edad que integra a los adultos de 80 años en adelante. 

Podemos pensar que estos son únicamente títulos que no abarcan importancia alguna, podemos tener pensamientos como: “Al final todos son viejos”, “son débiles y necesitan de un cuidado especial”, “no son productivos para la sociedad y sólo critican y se quejan de todo”; pero es precisamente gracias a este tipo de pensamientos que surge la necesidad de establecer una definición. 

De acuerdo con el último censo realizado en la República de Panamá, aproximadamente el 16% de la población está conformada por adultos mayores y a nivel mundial se estima que de 2015 a 2050 el porcentaje a nivel mundial de adultos mayores se duplicará de 12% a 22% según las estimaciones de la OMS. Así que sin duda alguna está población está en aumento y con ello se acercan cambios significativos para todo el mundo.

Con el incremento de la edad vienen cambios fisiológicos que son naturales para todos, en el caso de nuestros adultos mayores se pueden presentar algunas limitaciones físicas, pero éstas no son sinónimo de ser improductivo ni de merecer menos respeto y empatía.  

A partir de este momento haremos referencia a los adultos que conforman tanto la tercera como la cuarta edad como “adultos mayores”. Hoy, los adultos mayores son nuestra mayor fuente de sabiduría, quizá no todos hayan enfrentado grandes guerras o dificultades, pero cada uno de ellos lleva una ventaja, al llevar mayor experiencia en la tierra, cuentan con más conocimiento vivencial que nosotros. 

Ha llegado su momento de brillar, es el momento de escucharlos con mayor atención, de estar más atentos a ellos, de ponerlos en el foco principal. Si todos nos sentimos amenazados por el Covid-19, ¿cómo se sentirán ellos que saben que corren mayor riesgo?, ¿nos hemos detenido a pensarlo en algún momento?, ¿los estamos atesorando o los estamos apartando? 

Reflexionemos un instante sobre lo siguiente. Si vemos las noticias, las redes sociales, los comentarios y demás medios de información, podemos escuchar cómo todos los días adultos y menores de edad son reprendidos por desobedecer las medidas de prevención, podemos percibir cómo nos llenamos de ansiedad y estrés por sentir que estamos encerrados y no protegidos y es precisamente allí donde podemos aprender de los adultos mayores. 

Con tantos años de experiencia, ya sea por voluntad u obligación, ellos se han visto envueltos a desarrollar una virtud de la cual todos deberíamos aprender, la paciencia. Este es el momento para seguir su ejemplo y guardar la calma, por nuestro bien y el de ellos. 

Si nuestra meta es que todos podamos vivir más plena y saludablemente en el presente y en un futuro no muy distante, a continuación, compartimos una serie de consejos para superar eficazmente el reto que nos impone esta pandemia y los adultos mayores: 

  • Fortalezcamos nuestra comunicación con ellos: si conocemos adultos mayores con los que trabajemos, estudiemos, nos relacionemos con lazos familiares, de amistad o algún otro tipo de vínculo, no dudemos el mantenernos en contacto con ellos a través de llamadas o mensajes. Que la distancia no sea un limitante. 
  • Mostremos confianza: en estos momentos todos tenemos derecho a sentir miedo o temor por la situación que nos invade, pero este no debe tomar control sobre nosotros, a la hora de comunicarnos con ellos tratemos de ser abiertos con nuestras emociones, pero no mostremos derrotismo ante una lucha que no se ha perdido. 
  • Manifestemos interés sincero hacia ellos: hagámosles comprender con tacto y empatía que son importantes y valiosos para nosotros y que por eso queremos protegerlos. 
  • Adentrémoslos a las nuevas tecnologías: ¿Alguna vez trató de explicarle a alguno de sus padres o abuelos cómo utilizar un smartphone y éste se negó? Bueno, éste es el mejor momento para volver a intentarlo. Se necesita mucha tolerancia y paciencia, pero éste es quizá el mejor momento para incluirlos dentro de la revolución tecnológica, muchos incluso lo disfrutan más que los jóvenes de hoy en día. 
  • Sea paciente: es hora de seguir el ejemplo de muchos de ellos y ser pacientes, si no se considera una persona paciente, no se preocupe, todo tiene solución. Practique técnicas como el Mindfulness y la Meditación Guiada para desarrollar el control sobre sí mismo e incluso invítelos a ellos a practicarlo también. 
  • Dos ejemplos sencillos para aplicar en casa, pueden ser el realizar técnicas como la Relajación Progresiva de Jacobson, antes y después de ejecutar una actividad que pueda generarnos estrés o ansiedad, como el ver las noticias o sencillamente no hacerlo en lo absoluto y mantenerlos al tanto por otros medios. Otra técnica práctica es el poner Atención Plena al realizar actividades que disfrutemos.  

Este último consejo no es exclusivo para adultos mayores, sino que es accesible a todos. 

  • Siga adelante y no se rinda: no es la primera y probablemente tampoco la última vez que el mundo afronta una gran dificultad que lo une, por ello, tratemos de no imponernos barreras nosotros mismos y esforcémonos por seguir adelante todos juntos. Siempre es bueno avanzar con una mirada positiva, esta es una maravillosa y única experiencia para fortalecer nuestra resiliencia, en otras palabras, nuestra capacidad para hacer frente a las circunstancias difíciles.  Paso a paso, día a día, todos juntos podemos salir adelante.