Papá también gesta

Por: Mgtr. Damaris Samaniego Q, Psicóloga Clínica

El inicio de un nuevo ser

El embarazo es un proceso de múltiples cambios y estamos acostumbrados a pensar en la madre y a veces en la pareja, pero poco pensamos en lo que ocurre en ese papá que acompaña a su pareja embarazada. Durante los nueve meses, papá nota en sí muchos cambios, algunos sutiles, otros más visibles, pero todos reflejan la dinámica interna que se moviliza al asumir su nuevo rol. 

Algunos estudios sugieren que el cerebro del papá disminuye la producción de testosterona y aumenta la de estrógeno, lo que repercute en su mayor disponibilidad para empatizar, cuidar y conectarse emocionalmente con otros, especialmente con su pareja y su bebé por nacer. También experimenta muchas emociones, algunas más agradables como la alegría y la esperanza por este nuevo ser, y otras desagradables como el miedo, la incertidumbre, la tristeza que acompaña las pérdidas que se viven, la duda de no saber si podrá con esto, si podrá proveer, resolver, acompañar… o contener a la mamá (la cual es una función vital, que le permite a la madre, al sentirse sostenida, entendida y calmada por su pareja, hacer lo mismo por su bebé). Hay padres que al identificarse con su pareja empiezan a manifestar síntomas físicos propios del embarazo; tal vez al no lograr verbalizar lo que sienten, el cuerpo es quien lo expresa.

La Preocupación Maternal Primaria

Winnicott propuso este término para señalar que la madre desarrolla una sensibilidad exaltada que le permite conectarse con la fragilidad del ser que lleva dentro, con esta identificación, puede reconocer y responder a las necesidades de su bebé, facilitando que lo constitucionalmente heredado se haga realidad, y que su bebé experimente que existe y es real.

Si el papá está bien identificado con la madre, también desarrolla esta hipersensibilidad que le permite ir experimentando ese sentido de ser tres, de tener una nueva identidad: la cual se construye al ir reflexionando sobre su propia experiencia con la paternidad de su papá, determinando qué quisiera continuar o desechar al asumir el rol de padre suficientemente bueno. Algunas veces este proceso es doloroso, confrontativo, pero cuando papá se da el permiso de sentir, puede desarrollar aspectos de su ser que tal vez ni los había reconocido anteriormente, y todo esto contribuye a establecer la conexión emocional con su bebé. En consulta, somos testigos de cómo los temas del papá se movilizan en torno a la experiencia de la gestación y su nuevo rol, los ve uno crecer.

La conexión emocional Padre-Hij@

Papá empieza a fantasear con su bebé: cómo será, a quién se parecerá, qué le gustará, qué hará, cómo será su relación con él/ella, qué quiere brindarle, es decir, lo tendrá en su mente, reflejando que él está abriendo un espacio mental/emocional para alguien más, y esto puede observarse en actos sencillos como hablar en plural: “¿cómo amanecieron?, les amo”, o cuando simbólicamente se acerca al ombligo de la mamá y le susurra algo a su bebé, o le besa o canta, o cuando abre espacio físico al pensar en cómo reorganizar el cuarto, la casa para la llegada de este ser esperado. Claro está, mamá debe favorecer ese espacio para que papá se involucre desde la gestación y puedan ambos ir conectando como padres y con su bebé.

La Triada

Es muy importante que la pareja mantenga ese canal de comunicación emocional abierto, para poder compartir sentimientos, emociones, temores, fantasías, y así juntos poderlos tolerar, entender y procesar, y poco a poco ir construyendo esa pa/maternidad. Pues desde antes del nacimiento, aun cuando solamente existe el deseo, se empiezan a entretejer aspectos de los mundos internos paternos que serán la base a partir de la cual se construirá el mundo interno infantil. 

Son aquellas primeras interacciones entre mamá-papá-bebé las que van configurando las futuras relaciones de es@ bebé, su confianza a la vida, su esperanza, su apertura al cambio, su flexibilidad para aprender y adaptarse, su capacidad para ser productivo, su forma de acercarse a la realidad y resolver los contratiempos, su capacidad para reparar, resilir y crecer luego de una dificultad, su capacidad para compartir, para dar y recibir afecto, para poder estar en contacto con lo que siente y piensa, para tener la seguridad de que se puede buscar y obtener ayuda en otros… es decir, su salud mental. 

Por eso, cada rol es importante e insustituible, especialmente si se brinda con intencionalidad el amor, aprobación y amparo, estando allí cuando le necesita, respondiendo a las necesidades e involucrándose emocionalmente con ese ser que depende totalmente de ellos.

Por eso y más, papá también gesta…y lo hace en su mente.

¡Felicidades a todos los papitos que están gestando, a  quienes ya tienen a sus hij@s en brazos y a aquellos que los acompañan a seguir creciendo!