Por: Ana Gretel Barreiro, graduanda de psicología
Es posible que cuando se hable de realizar buenas acciones, no se piense automáticamente en la salud mental. Lo cierto es que las buenas acciones tienen una relación directa con nuestro bienestar emocional, y la razón de esto se puede resumir en una palabra: empatía.
¿Qué es una buena acción?
Una buena acción es cualquier acto que llevemos a cabo con la intención de beneficiar a otro. No necesariamente tiene que implicar un esfuerzo extra, o un sacrificio ni un gasto adicional. Simplemente conlleva actuar desde un estado de empatía, con intención de impactar positivamente a los demás a través de las relaciones. Existen personas que son más propensas que otras a ser altruistas, pero independientemente de la manera que lo hagan o hacía quien lo hagan, la empatía puede hacer una diferencia significativa en cada uno de nosotros, para así aportar a un mundo más sano y compasivo. Esto es especialmente importante en un año donde el distanciamiento social ha sido la mejor manera de cuidarnos: debemos recuperar la conexión emocional que nos hace ser y estar en comunidad.
Cuando surgen situaciones difíciles o dolorosas o cuando uno se siente atrapado en sus propios pensamientos, la compañía y la contención del otro se vuelve el mejor remedio. Es aquí cuando la empatía se convierte en nuestro mejor aliado y puente de conexión. Cuando conversamos genuinamente con el otro, cuando escuchamos que otras personas en algún momento han pasado por momentos difíciles, y cuando comprobamos realmente que no estamos solos, entonces se puede hacer más llevadero el malestar emocional. En temas de salud mental, la comunicación con el otro nos ayuda a romper el estigma, los estereotipos, y creencias erróneas que se han construido y siguen construyendo en la sociedad.
¿Cómo podemos aportar nuestro granito de arena y volvernos agentes de cambio en temas de salud mental?
- Respetando nuestras diferencias
- Acompañando sin solucionar
- Validando las emociones del otro
Pero, es importante mencionar que antes de mirar hacia afuera, se debe mirar hacia adentro. ¿A qué me refiero con esto? Antes de ponerse al servicio del otro, es primordial que podamos darnos el lugar y espacio para ayudarnos a nosotros mismos.
Muchas de las personas que tienen profesiones enfocadas en el servicio al otro terminan padeciendo síndrome de desgaste emocional o burnout. Está claro que no podemos dar a otros aquello que no tenemos, es por eso que el auto-cuidado toma un rol significativo. Algunas formas de cuidarte:
- Practicando la Auto-compasión: Conlleva a hablarnos a nosotros mismos con el mismo tono de voz y de la misma manera que le hablamos a los demás
- Utilizando la Auto-observación: Conoce cuáles son tus fortalezas y oportunidades para crecer.
- Intenta pensar en positivo: Busca una manera de convertir estas emociones en algo más sano y constructivo.
Para poder promover la salud mental a través de las buenas acciones, es importante abrir espacios en donde hagas sentir a otros de tu cercanía y compañía. Los seres humanos estamos genéticamente diseñados para regular nuestras emociones a través de las relaciones, así que disfrutemos de estas. Aprovechemos a las personas que están a nuestro alrededor para hacer una acción bondadosa que tenga un impacto positivo en nuestra salud mental. Utilicemos estas buenas acciones como motor para promover las relaciones sanas. Seamos aquellos que inyectamos luz y esperanza, para uno mismo y para los demás.
En fin, una buena acción se vuelve un acto altamente reparador. Abrir espacios para escuchar y apoyar al otro con empatía y compasión genera un ambiente para aceptar la vulnerabilidad y crecer a través y con el otro.
Hoy, más que nunca, las buenas acciones son un elemento fundamental para contrarrestar el ambiente hostil en el que se mueve nuestra sociedad. Busquemos S(ER) Y HAC(ER) un cambio para humanizar y cambiar vidas. Nunca es demasiado pronto o demasiado tarde para volverse un agente de cambio.