Relaciones sanas con consentimiento: una mirada a la exposición a redes sociales de menores

Por: Mgtr. Marjorie González, Psicóloga Clínica @marjoriegonzalezpsic

En la actualidad, la tecnología nos ha facilitado la conexión entre familiares y amistades y nos ha permitido tener acceso a información que mantiene nuestra capacidad autodidacta nutrida. A su vez, estas bondades coexisten con ofrecernos plataformas sociales que son vía para mantenernos interactuando basándonos en los perfiles creados por sus usuarios, con la posibilidad de diseñarlo a detalle en los cuales la impresión que despiertan está sujeto a la interpretación del otro. 

La mirada del otro en la interacción virtual, viene cargada de su narrativa, su inteligencia emocional, su capacidad de respetar límites, su forma de comprender el mundo, lo cual tiende a ser desconocida, así mismo cómo sus intenciones. En este punto ciego, el intercambio virtual puede ser un medio riesgoso para niños y niñas que no están anuentes del grado de pérdida de privacidad y seguridad al cuál se exponen. 

El grado de consciencia y trascendencia de consecuencias en los seres humanos, se va desarrollando a medida que los niños y niñas atraviesan un desarrollo psíquico por fases desde la infancia hasta la adolescencia tardía. Por lo tanto, es fisiológica y psicológicamente natural, que los niños y niñas no cuenten con recursos para reconocer el riesgo de la misma manera que podríamos reconocerlo los adultos. 

Teniendo en cuenta este curso natural, se podría cuestionar qué tan favorecedor es el intercambio virtual de niños y niñas en redes sociales.

En modo implícito, la virtualidad, nos empuja hacia el mundo de la inmediatez. La tecnología nos brinda la sensación satisfactoria de lo inmediato para nuestra vida y en algunas oportunidades, puede ser detonante de sensaciones desagradables como la frustración o la ansiedad. 

El desarrollo psicológico favorecedor de los niños y niñas requiere herramientas para regular este tipo de sensaciones y la exposición a redes sociales puede de forma indirecta, automatizar la forma de responder a distintas situaciones. En este mismo sentido, la preservación de la autenticidad de los niños, está relacionada con su capacidad de curiosidad sobre el mundo, el cual implica la aceptación del proceso, a veces no será inmediato y la vivencia de las experiencias.

El Dr. Donald Winnicott, psicoanalista, desarrolló la teoría del gesto espontáneo, en la cual describió cómo la espontaneidad puede ofrecerse al niño o niña a través de dejar que explore y descubra el mundo sin cargar de importancia el cómo lo haga, es decir; que al enfrentar desafíos, no se le interfiera.

El uso de las redes sociales, o el uso de la imagen de menores por adultos en redes sociales, además de que puede en algunas ocasiones, ser un medio interruptor de curiosidad para niños y niñas, puede fomentar algunos detractores de autoestima como la comparación o validez basada en el aspecto físico, el cual indirectamente modela la autopercepción y formas de autocuidado. 

En las relaciones sanas, el respeto a los niños y niñas podría reflejarse en la priorización de la regulación emocional, la proximidad y la seguridad emocional. Para John Bowlby, desde su teoría del apego, la calidad del vínculo de apego a las personas de referencia más importantes conduce a una determinada forma de vincularse del niño, que tiene efectos en su comportamiento y en la psique de la persona y que hace predecible para el niño la conducta de su figura de apego. 

Bowlby lo denominó como la forma interna del modelaje de los cuidadores primarios a a estos efectos psíquicos. Estos modelos de trabajo, que contienen las experiencias de la relación temprana con la persona de referencia, se consideran como el fundamento de la adaptación del ser humano a su entorno social.

Cuidadores primarios que modelen la precaución requerida frente a la exposición en redes sociales, introyectarán psíquicamente en sus hijos, la importancia del autocuidado.

Mantener el gesto espontáneo de niños y niñas puede ser significativamente favorecedor para el desarrollo de su autoestima. Los cuidadores primarios, como modeladores, podemos transmitir, a través del apego seguro, cercanía y afecto que abre la posibilidad de generar sensación de autonomía, capacidad de sentir seguridad emocional y facilidad de regulación, cultivando y sosteniendo relaciones sanas con los niños y niñas, tomando en cuenta su posibilidad de consentir la exposición en redes sociales y considerar el riesgo que supone.

Esto incluye establecer límites de tiempo y horarios para el uso de estas plataformas, así como monitorear las interacciones y publicaciones en línea de los niños. Considerar que los niños y niñas pueden ser más vulnerables a los peligros en línea, como el acoso cibernético, el contenido inapropiado y el contacto con extraños de los cuales se desconoce sus intenciones, puede fomentar una comunicación honesta y abierta sobre el uso de las redes sociales, convirtiéndolo en una oportunidad de proximidad y confianza.