Por: María Sofía Pinzón, Psicóloga
Llegamos a diciembre, una época para compartir, reflexionar, celebrar y aprovechar el tiempo junto a nuestros seres queridos… o eso es lo que hemos aprendido.
Para algunas personas las festividades decembrinas se asocian a momentos de felicidad, para otras puede ser diferente. La “nostalgia navideña”, en el inglés conocido como “Holidays Blues”, puede desencadenar o aumentar síntomas de depresión, ansiedad y estrés.
Algunas señales de alerta son:
- Aislamiento.
- Sentimientos de desesperanza o inutilidad.
- Falta de energía.
- Cambios en el apetito o el peso.
- Cambios en los patrones de sueño.
- Estado de ánimo deprimido o irritable.
- Dificultad para concentrarse.
- Pérdida del interés en actividades que antes disfrutabas.
Estas celebraciones pueden ser particularmente difícil si: lo asocias a un evento traumático, tuviste una pérdida significativa, estás pasando por problemas económicos, tu dinámica familiar es disfuncional, estás distanciado de tus seres queridos o estás expuesto a comentarios relacionados a tu peso o alimentación.
También, al terminar un año e iniciar otro, y darse cuenta de que quizás no se cumplieron las expectativas que tenías puede tener un impacto negativo en nuestro bienestar y en nuestra autoestima.
Algo que nos ha enseñado la pandemia es que los seres humanos estamos expuestos a muchos cambios, algunos más intensos que otros. Te invito a replantearte el verdadero significado de estas festividades, no es comprar el regalo más grande, tener la decoración navideña más bonita o lucir el vestido o la camisa más brillante, es cómo podemos celebrar procurando nuestro bienestar y de aquellos que estén pasando por un momento difícil.
Es rodearme de personas que me hagan sentir seguro (a), acompañar a quienes lo necesitan, sin juzgar, darme la libertad de sentir mis emociones y pedir ayuda si la carga se hace muy pesada.
El regalo más bonito que te puedes dar viene de adentro…