Reflexionando sobre las pataletas

Por: Caridad Hernández, psicóloga clínica @caridadhpsicologa

La pataleta es lo que tu hijo hace para comunicarte su malestar. Esos gritos fuertes, esas tiradas al piso, ese llanto y pataleo, tienen la única función de informarte sobre lo que le ocurre adentro de ellos. Así que podemos asumir que mientras más grande sea la pataleta, mayor es su malestar. 

Es válido que la intensidad de la pataleta te haga sentir un sin número de emociones. Puede que el llanto, gritos, golpes, etc, te asuste, angustie y paralice. Puede que te incomode, te moleste y/o te de rabia. También hay veces en que la pataleta puede hacerte sentir triste, desalentarte, agobiarte y frustrarte.

No es fácil afrontar una pataleta, pero es importante que podamos recuperar nuestra capacidad para pensar, ya que es a partir de la calma del cuidador, que el niño angustiado recupera su propia calma.

Pero, ¿cómo el cuidador puede recuperar su calma?  Aquí te dejo algunas claves importantes para hacerlo:

  • Trae a conciencia que la pataleta es el dolor “en persona”, o sea, la parte visible del malestar, conflicto y dolor interno.
  • Que tu hija o hijo llora, grita, se tira al piso y/o agrede porque estas son las maneras en que mejor puede mostrarse por dentro, es el recurso, con el que cuenta.
  • Que lo que más busca es ser aliviado, sin orden y sin reglas.
  • Que lo que más desea es ser contenido, sin juicio, y así, volver a regularse.

Cada vez que te encuentres con tu hija o hijo en una pataleta recuerda que te encuentras también con su mundo interno, y esto es información muy valiosa.