Seguridad y salud mental

Por Becky Malca, psicoterapeuta y psicooncóloga @beckymalca

Publicado originalmente La Prensa, 22 de Agosto

Las normas de movilidad que se han implementado desde que empezó la pandemia, y las grandes incongruencias e inconsistencias que las acompañan, nos dejan realmente perplejos.

La congruencia se basa en la conexión existente entre lo que se piensa, dice y hace. Cuando se da una contradicción en este proceso, la confianza desfallece y la sensación de inseguridad se hace presente. A ella se suma la sensación de desconcierto, incertidumbre, frustración, impotencia, ira, entre otros.

Frente a una crisis, la sensación de seguridad se ve amenazada y con ella, se incrementa el nivel de estrés, alterando de forma significativa nuestra capacidad de afrontamiento y productividad. Unido a ello, suelen observarse perturbaciones en el sueño, apetito, hábitos, capacidad de concentración, juicio, ejecución, manejo emocional, relación con uno mismo y con el entorno.

¿Cómo podemos sentirnos seguros cuando todos somos vulnerables frente a este virus, no sólo por la edad o por las preexistencias médicas, sino por nuestra condición de salud mental?

Volver a sentirnos seguros es un proceso que toma tiempo y que cada persona lo experimentará de forma diferente.

Aun cuando es importante sentirnos respaldados por el sistema, no podemos quedarnos cruzados de brazos. La salud mental es un estado que debemos cultivar, cuidar, valorar y promover a lo largo de la vida. Para lograrlo, debemos ser conscientes de la importancia del autocuidado y de reconocer cuándo necesitamos ayuda externa para poder resolverlo a tiempo.

Debemos continuar buscando espacios de recreación y esparcimiento. Identificar, comprender y expresar nuestras emociones, mantenernos conectados con nuestros seres queridos, replantear rutinas y a aquellos que les cuesta salir de casa, sería importante contemplar la opción de comenzar con pequeñas salidas hasta que poco a poco se sientan nuevamente en control.

En la medida que vayamos preparándonos para retomar espacios, podremos ser proactivos sobre nuestra calidad de vida y proteger nuestra salud mental.