Por: Karen Lowinger, Psicóloga
La pandemia del covid-19 ha tenido un impacto en la salud mental de personas de todas las edades. Pérdidas, cambios en el estilo de vida, dificultades económicas y restricciones sociales, han detonado malestares emocionales.
Ante situaciones difíciles es normal y esperado que haya emociones y pensamientos que nos alteren el equilibrio mental, sin embargo, es importante estar pendiente de aquella fina raya en donde estas alteraciones se puedan volver peligrosas y en necesidad de atención.
Algunas personas comienzan a sentirse triste, sin energía, con dificultad de levantarse de la cama y enfrentar otro día. ¿Cómo podemos saber si lo que estamos sintiendo es una “fase” o el comienzo de una depresión?
Una persona que está deprimida puede sentir:
- Vacío, tristeza, desesperanza, pensamientos de muerte o suicidio.
- Dificultad para hacer tareas básicas diarias como asearse.
- Falta de energía.
- Dificultad para concentrarse.
- Alteración en el sueño, la ingesta de alimentos y sustancias.
Los niños también pueden padecer de depresión y algunas maneras que lo muestran son:
- Auto-crítica verbal (“no soy suficientemente bueno”, “soy feo”, “nunca haré amigos”)
- Falta de interés en actividades propias para su edad.
- Falta de emoción anticipatoria hacia actividades que usualmente le gusta.
- Sentimientos de falta de valor (“nadie me quiere”, “no sirvo para nada”) y desesperanza por el futuro.
Entonces, ¿qué puede hacer una persona que se está sintiendo así?
- Intentar tener todos los días una o algunas actividades sencillas planeadas, evitando que todo el día sea espontáneo y dependiente del humor.
- Intentar dormir y comer bien, mantener alguna rutina de ejercicio físico (aún si es leve), y evitar el uso de alcohol y/o drogas.
- Mantener un sentido de perspectiva y retar los pensamientos extremos.
- Hablar y conectar con otros.
- Buscar ayuda con un profesional de salud mental si tiene más de dos semanas sintiéndose mal.
Un buen indicador de si es momento de buscar ayuda profesional o no es preguntarnos: “¿qué tanto esto está afectando mi bienestar y mi funcionalidad?”. A través de la psicoterapia se busca entender, procesar y re-entrenar a la mente a funcionar de una manera más saludable, teniendo como resultado una vida más sana, funcional y plena.