Adolescencia: Construcción de Identidad

Por: Adriana Hariton de Silva

Recientemente tuvimos la visita del Dr. Carvajal en Panamá, psicoanalista invitado por el IPI, que ha estudiado y escrito en profundidad sobre el tema de la adolescencia, y me ha inspirado a escribir algunas ideas sobre el tema, que a continuación les comparto.

La Adolescencia es una etapa, en la que se dan muchos cambios y también pérdidas, no solo para el joven, sino también para los padres. Como lo son la pérdida del cuerpo y la mente infantil.

Es por ello que por un lado, representa un duelo para ambos; mientras que por otro, también es una etapa de creación, en la que los padres dejan a sus hijos crecer, superar la dependencia y es una oportunidad para comenzar a construir su propia Identidad.

Considero que una sólida relación de objeto desde los comienzos de la vida y a lo largo de esta, les permitirá poder agarrar vuelo cuando lleguen a la adultez, conservando los vínculos; siempre y cuando estos se hayan construidos sobre bases sólidas.

A través del proceso de desarrollo, no es recomendable ni la dependencia excesiva ni el abandono, hay que favorecer una separación gradual y progresiva. Un niño sano, la mayoría del tiempo da por sentada la presencia emocional de su madre o padre. Sus sentimientos con respecto a su propia autorepresentación como valiosa y positiva derivan en parte de la introyección de las actitudes positivas de los padres o cuidadores hacia él.

Estar seguros del apoyo incondicional de sus padres, brinda seguridad. Sin embargo, en la adolescencia no siempre las cosas se dan de forma fácil y natural, es por ello que una opción en estos casos, aunque no siempre es posible; es que al experimentar dificultades con los hijos adolescentes, los padres puedan buscar ayuda y orientación. Esta en muchos casos les permitirá estar más seguros en sus tareas, en las distintas etapas y en especial en la adolescencia donde pueden surgir conflictos, o resurgir temas de su propia adolescencia que quedaron sin elaborar.

El adolescente necesita que se le perciba y valore como una persona única y diferente de ellos, con sus propios deseos, sus fortalezas, debilidades y sus propias necesidades de crecimiento. En este sentido, que se les pueda dar un espacio para ser escuchados tratando de tener empatía y contención con sus necesidades y sentimientos, puede representar una de las mayores riquezas en su camino de vida.