El aburrimiento, ¿nos estanca o nos activa?

Por: Becky Malca, psicoterapeuta y psicooncóloga @beckymalca

Publicado originalmente en La Prensa, 01 de Agosto de 2020

El aburrimiento es un estado que probablemente muchos hemos experimentado en distintos momentos, sintiéndonos desganados, pasivos y desinteresados. Suele presentarse de manera temporal, unido a cómo nos sentimos con lo que ocurre o deja de ocurrir en nuestra vida.

Cada uno lo experimenta en momentos y situaciones diferentes. Sin embargo, podemos encontrar puntos en común. Nos sentimos aburridos cuando hay una pérdida de interés o atracción; cuando sentimos que hay algo impuesto, cuando perdemos nuestro rol o estamos demasiado sumergidos en este, sintiéndonos abrumados, y cuando no encontramos un sentido. Al atravesar un momento difícil a nivel emocional, o al sentirnos vulnerables, solos, tristes, preocupados.

A pesar de intentar no sentirnos aburridos, parece ser una sensación inevitable que, dependiendo de cómo lo abordemos, puede convertirse en algo que nos estanca o nos activa.

Permitirnos estar aburridos nos aleja de la sobreestimulación que experimentamos diariamente, para poder conectarnos con nuestro interior.

Varios estudios sobre el tema señalan que el aburrimiento es el precursor de la creatividad y productividad. Nuestro cerebro necesita parar un poco, aburrirse, para posteriormente, tener espacio para crear.

La creatividad podrá surgir si contamos con curiosidad, capacidad de aprendizaje y conocemos y abordamos nuestras emociones. Con estas condiciones, nuestro cerebro busca nuevas soluciones.

Por otro lado, tenemos el aburrimiento permanente, crónico, que termina comprometiendo la salud mental del individuo.

Ante la sensación de vacío emocional, la persona intenta llenarlo mediante conductas que terminan siendo autodestructivas y compulsivas. Algunas de ellas son: permanecer gran parte del día realizando actividades pasivas (televisión, videojuegos, etc.) descuidando y olvidando sus compromisos u otras actividades, juegos de azar, comer en exceso, compras de objetos innecesarios, inicio o aumento de consumo de sustancias psicoactivas, entre otros.

Dependiendo de qué se esconda detrás del aburrimiento, cómo lo abordemos y el tiempo que permanezca en nosotros, este puede estancarnos, pero también, podrá favorecer nuestro desarrollo personal, nuestra interacción con el entorno y nuestra calidad de vida, si logramos identificarlo, reconocerlo y nos aventuramos a crear algo a partir de ese momento.