El desarrollo emocional de nuestros hijos

Por: Becky Malca, psicoterapeuta y psicooncóloga 

Ser padres puede ser una de las experiencias de vida más demandante, desconcertante y, a la vez, fascinante, interesante e invaluable. No existe un manual para cumplir con este rol, principalmente porque cada hijo es diferente; por tanto, debemos procurar que el acompañamiento, guía y contención que brindamos a cada uno tenga un sello personal.

Para facilitar el desarrollo emocional de nuestros hijos, podemos tener presente los siguientes puntos:

1. Comparar a nuestros hijos entre ellos y con otros es algo que muchas veces hacemos de manera inconsciente, automática, generando en ellos una sensación de minusvalía e inseguridad emocional al hacerlos sentir como si no fueran lo suficientemente buenos para nosotros.

2. Cuando el deseo de protegerlos es elevado, de manera constante y permanente, al punto que interrumpe y afecta su desarrollo, genera el efecto contrario. Al sobreprotegerlos, impedimos que descubran, conozcan e interpreten por ellos mismos. Bajo esta postura, terminan incorporando un mundo peligroso y hostil del cual defenderse, despertando una sensación de desconfianza, inseguridad y preocupación.

3. Cuando nuestras expectativas son desmedidas, permanentes y constantes, corremos el riesgo de generar en ellos altos niveles de frustración por temor a equivocarse, activando sentimientos de vergüenza, culpa y mucha ansiedad.

4. Debemos tomar en cuenta sus intereses y necesidades. Guiarlos no significa decirles lo que deben hacer o escoger. Ayudémosle a que descubran qué les gusta, con qué actividades se sienten cómodos y disfrutan.

5. Valorar, empatizar y prestar atención a aquello que nos están manifestando con sus palabras, como también con sus actitudes y acciones. De esta manera podremos ayudarles a que reconozcan y nombren sus emociones, y aprendan a autorregularse.

6. Enseñarles a valorar la vida, disfrutar el camino y no sólo la meta. Esto les ayudará a sobrellevar mejor los momentos difíciles y continuar.

Recordemos que no existen hijos perfectos, como tampoco padres perfectos. Sin embargo, la conexión y comunicación que establezcamos con cada uno de nuestros hijos será vital para que puedan crecer sanamente, sintiéndose amados, seguros, reconocidos, aceptados y valorados.