Mitos sobre el niño que hace ‘bullying’

Mgtr. Solymar Dolande (ESPECIAL PARA LA PRENSA) |

1 Hacer bromas es lo mismo que ‘bullying’ o acoso escolar.

Falso. Para que una conducta se pueda llamar bullying debe haber agresión física (golpes), verbal (insultos, chismes o sobrenombres) o emocional (burlas) entre pares o iguales, de forma repetitiva, duradera en el tiempo, y que cause dolor físico o emocional a la víctima.

No se consideran bullying los casos aislados de los ejemplos mencionados, ni cuando la persona a quien se ataca genuinamente no se siente lastimada.

2 Ser agresivo es lo mismo que ser un acosador o niño que hace ‘bullying’.

Falso. Si un niño no sabe esperar su turno en un parque para usar el columpio y por eso empuja al niño que lo está usando, no se convierte en acosador. Un bully, agresor o acosador, en una dinámica de acoso escolar que repite la agresión y la mantiene en el tiempo con el objetivo inconsciente de tener el control, sentirse mejor consigo mismo, ocultar sus sentimientos de inferioridad, expresar envidia, buscar la atención de los demás a través de las risas de sus compañeros o para expresar (inadecuadamente) su enojo, frustración, ansiedad y otras emociones negativas por cambios en su ambiente familiar o escolar.

3 El acosador es aquel que agrede físicamente y/o le quita la merienda a los otros niños en el recreo.

Falso. La imagen del niño bravo, grande y fuerte que empuja a otros niños más chicos contra la pared para humillarlos, es apenas una ilustración de las muchas formas que toma el bullying. De hecho, la mayoría de los casos de acoso escolar no son de violencia física extrema, sino que se dan en formas que socialmente se pueden percibir como más aceptables. Por ejemplo, burlarse de características físicas o de personalidad, o consistentemente evitar a un niño en los grupos de trabajo o durante las fiestas, etc.

4 El acosador siempre es alguien más grande que la víctima.

Falso. El tamaño físico no determina si un niño es agresor o víctima. En la dinámica del acoso escolar suele existir un desbalance de poder que puede darse por las diferencias en edad, estatura, estatus, carácter o porque uno tiene más carisma que el otro. El bullying puede darse en formas que no requieren intimidación o contacto físico, sino más bien a nivel mental y emocional.

5 Los niños que hacen ‘bullying’ o los que acosan son niños malos.

Falso. La conducta agresiva de los niños esconde un mensaje interno que ellos no han identificado, y por ende, no pueden verbalizar. Generalmente, el mensaje de los niños que acosan a otros es de una necesidad que no ha sido satisfecha, como la aceptación de su enojo, tristeza, ansiedad o frustración por cambios en el ambiente del niño.

6 Los acosadores o niños que hacen ‘bullying’ tienen baja autoestima.

Falso. No se puede generalizar el nivel de autoestima de los niños que acosan o hacen bullying. En ocasiones el comportamiento acosador puede darse porque el niño agresor siente su autoestima lastimada por los logros de la víctima, pero como no todos los casos de bullying son iguales, otras veces el niño agresor, con autoestima positiva, podría comportarse de esta forma porque tiene una necesidad no atendida en ese momento.

7 El acosador es alguien con pocos amigos.

Falso. Así como un niño que hace bullying puede causar rechazo por su conducta, otros gozan de tanta popularidad que su conducta agresiva se contagia. Un niño que acosa no piensa en cómo se siente la víctima (carece de empatía), lo cual es un valor y habilidad social que hay que enseñar y modelar como padres para la prevención de acoso escolar.

8 Se puede diferenciar a una víctima de un acosador fácilmente.

Falso. Es muy común que el niño que hace bullying en su salón de clases sea una víctima para niños de otros grados, en actividades fuera del colegio o en su propia casa. Así, el mismo niño que ayer fue golpeado por otro en el bus colegial, hoy se burla de sus compañeros en clase. Esta participación en ambos roles hace difícil saber dónde o cuándo empezó el problema.

9 La culpa de que exista el acoso escolar la tiene la escuela.

Falso. Muchos padres sienten que la escuela es la responsable de enseñar disciplina a los niños, y que cuando alguien hace bullying la escuela sola debe encargarse. El bullying trasciende el tema de la disciplina. Más bien, se trata de lo que los niños han aprendido sobre el trato hacia los demás, la solución de conflictos y el manejo de sus propias emociones. Las escuelas pueden y deben intervenir, pero no son las únicas responsables de actuar.

10 La culpa de que exista el acoso escolar la tienen los padres.

Falso. Generalmente, un padre que goza de salud mental no desea que su hijo acose a otros, por lo que no se debe hacer un juicio sobre la crianza. En la mayoría de los casos los padres se sienten sorprendidos cuando se enteran de que sus hijos han estado acosando a otros en el colegio. Los padres pueden enfocarse en enseñarle al niño sobre el respeto a los demás, y brindando herramientas para el manejo de conflictos y emociones, además de fijar límites y consecuencias al no cumplirlas que refuercen la importancia de ser amable con los demás.