Psicóloga Clínica

La vida en la actualidad está llena de estímulos estresantes. Lo vemos cuando vamos en la calle, las personas están todo el tiempo apuradas por cumplir sus múltiples responsabilidades. A medida que pasa el tiempo los niños pequeños van teniendo cada vez más exigencias, tanto en las escuelas como en su vida en general.

Poder ofrecerle a un niño la oportunidad de desarrollar una habilidad a parte de las escolares es algo positivo para su autoestima y personalidad. Tener un pasatiempo (danza, tocar un instrumento, cantar, hacer karate, gimnasia, arte, entre otras) puede volverse una compañía en un momento de soledad, estimula destrezas y hace sentir al niño que tiene talento y le da un sentido de pertenencia. Es una alternativa sana con la que puede contar en un momento de estrés. Muchas de estas actividades requieren de disciplina, que es otro de los aprendizajes que los niños pueden adquirir. Sin embargo, a pesar de que es importante que se les enseñe a los niños que deben ser perseverantes y responsables, tampoco es bueno que estas actividades se vuelvan un estrés en su vida, ni que su vida esté llena de estas. El tiempo para jugar y tener una vida social correspondiente a la edad también es fundamental para el desarrollo físico y emocional del niño/a. A través del juego libre los niños aprenden a esperar su turno, a tener paciencia, a pensar en los demás a parte de ellos, a trabajar en equipo, a manejar la frustración y también desarrollan destrezas como la motricidad gruesa, motricidad fina, el concepto del tiempo y espacio, habilidades sociales, entre otras.

Es natural desear que los hijos sean exitosos, pero recordemos que la felicidad es un conjunto de muchas cosas y que ser el número uno en algo no es sinónimo de ser feliz. Muchas veces los padres sin darse cuenta tratan de cumplir con sus hijos sueños que a ellos les hubiera gustado realizar. Recuerden siempre que los hijos son personas diferentes a sus padres, con diferentes personalidades, intereses, metas y necesidades. Es importante permitirles que desarrollen su propia personalidad.

Por otro lado, no solo debemos permitir que nuestros hijos participen en actividades para que se destaquen, también debemos permitirles que participen en actividades que disfruten. Por ejemplo: Una niña puede sentir pasión por la danza sin ser buena en eso.

La infancia es solo una y debemos permitir que nuestros hijos la disfruten.