Reflexiones de una psicóloga durante el aislamiento

Escrito por: María Angela Tulipano de Oduber, psicóloga escolar y psicoterapeuta psicodinámica (@maria_angela_tulipano)

El aislamiento social tiene un impacto distinto en cada persona. Comprende una deprivación sensorial, que dificulta la sana conexión emocional con otros. Nos hacen falta los perfumes de nuestros seres queridos o compañeros de trabajo, los aromas de las comidas en casa de los abuelos los domingos, el ruido de las risas y abrazos de los encuentros familiares y entre amigos; y la oportunidad de visitar los lugares favoritos fuera de casa. 

Evidenciamos las ausencias, separaciones y pérdidas de seres queridos. Así como sentimos que, de manera repentina, nos arrebataron las comodidades y las rutinas de nuestras realidades conocidas. El impacto en la salud mental de todos es inimaginable: desde los médicos y personal de salud de primera línea, los que están aislados batallando el virus, los que estuvieron días en cuidados intensivos, hasta las personas que han perdido trabajos, proyectos, estabilidad y seguridad económica. 

Estamos en un periodo de la historia donde aquellos que tanto necesitamos, pueden a su vez ser el enemigo y pudiesen representan una amenaza a la salud. Así que mientras tanto, nos sentimos como si estuviésemos viviendo dentro de una película de ciencia ficción. Hubo shock al inicio y ahora podemos regular y empezar a pensar.

Estamos conectados, pero no conectando entre nosotros

Es interesante como se nos motiva a no perder el vínculo emocional utilizando la conexión vía pantallas y tecnología. Pero a la vez, parece que hay una desconexión dentro de dicha conectividad.  El aislamiento nos lleva a pensar en la manera como estamos viviendo, trabajando de forma remota y manteniéndonos alejados pero hiper-conectados a la misma vez.

Debido al aislamiento físico, estamos privados del contacto cercano y de estar presentes junto a familia, amigos y colegas de trabajo. 

Quizás te puedes sentir demasiado abrumado, alterado o demandado de tiempo. Esto puede deberse a que durante el distanciamiento se altera también la noción de tiempo y espacio. Se transgreden horarios, se irrumpe en la intimidad familiar y se considera al otro disponible 24/7. 

Hay que dosificar la exigencia de accesibilidad hacia los demás, ya no hay horarios para nada. Por lo que establecer límites sanos se hace necesario. En el adulto, el exceso de horas frente a las pantallas produce un cansancio más allá del normal, limitándose su capacidad de contención y atención de las necesidades de seres cercanos e inmediatos que conviven en la misma casa. Ni qué decir, del efecto que tiene en la calidad de sueño provocando que los niveles de insomnio estén dramáticamente en aumento.

El impacto del aislamiento en la familia

La cuarentena es como una lupa que magnifica las situaciones. Es un caldo de cultivo para los problemas dentro de la familia, donde hay tensión, falta de armonía, poca contención y ocurren situaciones insoportables. Están apareciendo fobias, miedos y traumas. Estamos experimentando emociones difíciles de compartir y de expresar para poderlas elaborar. Estamos atravesando un tiempo muy difícil, desconocido y triste. Hay incremento de síntomas mentales, violencia doméstica y abusos de varios tipos. El aislamiento genera reacciones de ansiedad, soledad y las políticas sanitarias pueden producir enojos e impotencia en algunas personas.

¿Cómo está tu relación con las pantallas?

Quisiera invitarte a pensar en las pantallas y la relación que tienes con ellas. No me malinterpreten, yo no estoy en contra de ellas ni de la tecnología, ellas son aliadas cuando son bien utilizadas.  La pantalla evidencia la distancia y la realidad de que no podemos encontrarnos, abrazarnos y darnos un beso. Se ha convertido en la intermediaria del vínculo con el otro. Es el medio para sostener la comunicación y la relación con los demás.  Y entonces: ¿Nos alejan o acercan? ¿Permiten aislamiento y distanciamiento emocional?

Después de varios meses de cuarentena por la pandemia la novedad de la pantalla disminuye. Porque el Zoom y demás plataformas no reemplazan el encuentro con el otro. Puede crearse una falsa intimidad al utilizarlas. Pero a su vez, nos encontramos con su invasión y sobrecarga.  Quiero invitarte a que reflexiones sobre el efecto que todo esto tiene en ti como individuo, como padre de familia, y lo que tendrá en las mentes de niños y adolescentes. ¿Cómo nos impacta tanta tecnología? ¿Cómo serán nuestras relaciones sociales más adelante?

Y, ¿la de tus hijos?

La gran pregunta reglamentaria de los padres con hijos de todas las edades es: ¿cómo dosificar el tiempo de pantalla? Ya que, entre tareas, escuela, tutoriales, cumpleaños, reunión con amigos y juegos, se van las horas del día y de la semana.  Esta pregunta no tiene una respuesta sencilla, depende de la edad de los hijos, las necesidades de cada uno dentro de la familia, al igual que las reglas establecidas. En estos momentos, es importante flexibilizar y adaptar horarios que permitan descanso y actividad con sentido común ya que los chicos no cuentan con otras actividades extracurriculares para socializar y descargar energías. Todo ocurre dentro de una realidad o modo virtual.

El Covid-19 hasta el momento, no ha afectado dramáticamente la salud física de los niños, pero sí a sus mentes. Ninguno es inmune al estrés asociado a la pandemia y cuarentena. Los niños manifiestan miedo a la enfermedad y a salir de sus casas; además de que han estado encerrados, sin clases presenciales y sin ver a sus amigos. En esta etapa de edad escolar y mediante la convivencia social directa, los niños y jóvenes tienen entre sus tareas el desarrollar habilidades sociales y funciones ejecutivas que les permitan planificar, organizar y resolver problemas entre otras. Esto está siendo interrumpido en estos momentos.

La cuarentena y su aislamiento puede incrementar condiciones de salud mental preexistentes como la depresión, el déficit de atención y la ansiedad. Los niños manifiestan mayor número de berrinches, adicciones a las tabletas, los juegos de video, Tik Tok y House Party, entre otros. Muchos dicen que la pantalla los acompaña; ya que se sienten solos por estar separados de sus amigos. Para algunos está siendo difícil tolerar esta realidad que cada vez menos, consideran como pasajera. 

Como padres de familia debemos estar claros que escuchar y mirar una y otra vez las noticias sobre el Covid-19 en la televisión o en cualquier otro medio de comunicación lleva a un envenenamiento emocional de sus mentes sin ser necesario. Se recomienda limitar la televisión, noticias y videos que infunden miedo y ansiedad. Es bueno validar sus sentimientos, reforzar la toma de precauciones y cuidado de la salud utilizando mascarillas y practicando las normas de higiene, además del distanciamiento social. Esto les brinda un sentido de control de su ambiente.

Las repercusiones no las podemos prever. Todo este efecto en el ser humano podrá ser analizado mejor en el futuro; ya que la historia no se escribe mientras sucede, sino luego que ha ocurrido. Hay que estar pendientes, dar espacios y asesorarse. Seguiremos elaborando mientras tanto. 

Mientras tanto tengamos presente:

  • La contención que manifiesten o brinden los padres y adultos al cuidado de niños y adolescentes, será determinante ante las consecuencias que veamos luego de la Pandemia tanto en su balance emocional, creatividad, emprendimiento, solución de problemas y aprendizaje.
  • Dentro de nuestras casas debemos tratar de rescatar encuentros cara a cara. Volver a conocernos, apreciar al otro y respetar como cada uno está experimentando estos momentos de vida. En fin, hacer de lo cotidiano algo diferente. 
  • Como ha pasado con otros desastres y traumas a nivel mundial, las generaciones de niños y jóvenes de hoy tendrán conversaciones e intercambios alrededor del tema: ¿Te acuerdas del Covid-19, o dónde estabas cuando llegó el Covid-19?.  La meta de los padres y profesionales de la salud mental es ayudar a procesar y tolerar el impacto de las emociones que generan dichas pérdidas y cambios; haciendo así el presente más llevadero para los niños y jóvenes y ayudar a que sus recuerdos también lo sean. 

Nos toca aprender a tolerar, resistir y adaptarse en medio de esta realidad apoyándonos unos en otros. Que la esperanza y la capacidad de resiliencia no nos falte.

Les comparto los links de las fuentes que sirvieron de inspiración para la creación de este artículo:

https://time.com/5870478/children-mental-health-coronavirus/

https://youtu.be/bkX5dOYoPeY