¿Cómo afrontar el síndrome de desgaste profesional en los médicos?

Por: Meiling Acevedo Psicóloga y Julia Castrellón – Psicólogas Clínica

Ejercer la profesión de medicina conlleva una relación de ayuda; centrada en el proceso de las relaciones humanas, con comunicación interpersonal y donde se puede experimentar de manera directa o indirecta las vivencias de una persona que necesita atención en salud al encontrarse en momentos de vulnerabilidad y sufrimiento como resultado de una enfermedad.

El equipo médico esta conformado por personas que realizan una atención con responsabilidad hacia el enfermo y, con mayor implicación si los pacientes son niños o niñas; lo que nos dirige a la búsqueda de un objetivo clarificado entre la satisfacción laboral y su autocuidado; este balance debe ser una prioridad para el médico durante el ejercicio de su profesión.

La frase del psicoanalista Michael Balint, “el médico es la medicina”, da énfasis no sólo a la destreza del conocimiento de la salud-enfermedad, sino en la comunicación como autor principal dentro de la relación de ayuda y que se orienta en varias direcciones: con el paciente, la familia y especialmente con él mismo; ya que, el propio desarrollo del autoconocimiento ayuda a poder ayudar a otros. Esto se lleva a la práctica cuando el médico como medicina, conoce la dosis adecuada de comunicación para ofrecer y está al tanto de las contraindicaciones de una mala comunicación en salud.

Cuando se brinda mayor atención a los demás, colocando el autocuidado en segundo plano, encontramos que puede aparecer el agotamiento emocional o el “burnout”, condición que afecta la manera en que el médico realiza su labor, dando como resultado la pérdida de interés tanto para sí mismo como para el que necesita su atención.

El síndrome de “burnout”  lo causan  muchos  factores, por ello es complejo determinar sus manifestaciones, por ende es difícil prevenirlo y lograr un tratamiento efectivo y oportuno.

Un médico en “burnout” tiende a presentar una afectación generalizada dentro del lugar donde labora; trayendo absentismo, reducción en la productividad; y deja de preocuparse por su familia y su vida personal; lo que implica una situación compleja, no sólo a nivel personal sino institucional; por lo que es esperado la participación activa de la institución en ofertar y desarrollar políticas de prevención dentro del área de trabajo con dispositivos grupales  que  favorezcan el autocuidado en un esfuerzo conjunto para mantener y mejorar la salud del colaborador en su atención a las personas o niños enfermos.

La utilización objetivos medibles y estrategias programadas, sistemáticas, planteadas a través de un instrumento o cuestionario que valore el “burnout”, que ayudan a identificar los síntomas del síndrome de desgaste profesional, tales como: desmotivación, ausentismo frecuente, cinismo, baja productividad, despersonalización, apatía por los pacientes, agotamiento físico, cognitivo y emocional. Adicional, que en este programa se incluya también la dimensión subjetiva, que no riñe con lo científico, sino que complementa el nivel de autoconciencia de la satisfacción como punto de partida en la práctica centrada en el paciente, brindando mejor calidad de la presencia médica como señala Balint.

Incluir dentro de la relación clínica el mundo interior del médico, favorece  una atención integradora, porque trabajar con el sufrimiento de otro expone al sufrimiento propio y, esto puede llevar  a experimentar “burnout”; por lo que un  vínculo con el enfermo desde el saber profesional con responsabilidad a través del autoconocimiento ayuda a lidiar mejor con el sufrimiento propio y el ajeno; situación que el médico necesita asumir como una oportunidad de crecimiento emocional.

Prevenir el “burnout” con conductas protectoras como practicar la atención plena (mindfulness), que es un autocuidado integral de manera consciente en lo que se  hace, ayuda a reconectar con uno mismo y aliviar el estrés y, ejercerla dentro de las horas laborables refuerza el establecimiento de relaciones con límites sanos, el autoconocimiento y autocompasión que significa tratarse amablemente, celebrar las satisfacciones profesionales dando significado a las experiencias laborales unidas con las personales.

Resumiendo:

  • El cultivar la autoconsciencia con prácticas de atención plena, compasión y metacognición, lo que significa reflexionar y resignificar las vivencias, que favorecen la introspección, dando lugar a identificar, entender y atender las emociones que surgen del encuentro terapéutico para luego gestionarlas y acompañarlas, con compasión, y llegar a la regulación emocional de manera efectiva y saludable, todas estas actividades están basadas en evidencia científica desde la neuroplasticidad.
  • Al elegir acompañar a las personas que sufren durante su proceso de enfermedad, lleva a iniciar la construcción de un espacio laboral de autocuidado que se potencia dentro de las horas de trabajo en la institución que se trabaja de manera objetiva, empática y sin quemarse; con la finalidad de vivir plenamente, disfrutando el trabajo por lo que se requiere establecer el equilibro saludable entre el mundo interno y el profesional.

Otras prácticas de sugerencias para tener mayor satisfacción laboral y evitar el “burnout”.

Estrategias a nivel educativo / Apoyo organizativo:

  • Realizar sistemáticamente sesiones o supervisión clínicas como autocuidado.
  • Establecer y cumplir límites claros con los pacientes y su familia.
  • Participación en formación e investigaciones sobre las habilidades blandas, desarrollo profesional, autocuidado emocional.
  • Desarrollo de estrategias para mejorar o fortalecer el trabajo en equipo y con estrategias de interconexión que lleven a la tolerancia.
  • Espacio dentro de la jornada laboral para compartir entre compañeros actividades lúdicas, que fomenten el compañerismo.

Estrategias de Autocuidado físico:

  • Realizar actividades de manera rutinaria como el ejercicio físico o un deporte. (Participar en ligas deportivas).
  • Tener una alimentación saludable.
  • Priorizar el descanso, incluso entre paciente y otro, aunque tome más tiempo, a la larga es saludable para el médico.
  • Participar activamente para mantener lazos emocionales dentro de los círculos familiares y de amigos.

Estrategias de Autocuidado del mundo interior:

  • Practicar meditación y/o oración contemplativa.
  • Actividades para conexión del cuerpo y la mente como: Pilates, yoga, Thai chi, Chi kung, Kyudo, etc.
  • Actividades manuales: como pintar, bailar, cuidar plantas, etc.
  • Terapia personal, escritura narrativa, escuchar música.
  • Aumentar los espacios de silencio, pasear en la naturaleza.
  • Decidir parar y bajar la velocidad.
  • Construir relaciones nutritivas.

Estrategias de Autocuidado Espiritual:

Fortalecer la dimensión espiritual, que es la conexión con los otros y uno mismo.